La nave espacial Messenger tiene las horas de vida contadas. La sonda de la NASA que desde 2004 ha estado estudiando Mercurio se estrellará este jueves contra la superficie de este planeta dejando, según han explicado los expertos, un cráter de más de 15 metros de ancho, la misma medida que el ancho de una cancha de baloncesto.

Científicos de la Universidad de Michigan (UM), responsables de un sensor del equipamiento de Messenger, han hecho una lista con curiosidades que hay que conocer de esta nave antes de que su vida útil se acabe para siempre.

Así, destacan que los meteoros con la misma masa que Messenger ( que pesa 513 kilogramos) chocan contra Mercurio cada dos o tres meses. Al respecto cabe recordar que el planeta no tiene una gruesa atmósfera con la que frenar objetos que se dirigen a la superficie.

En el caso de la nave, golpeará con la energía de alrededor de una tonelada de TNT ya que viajará a algo más de 12.000 kilómetros por hora, es decir, tres veces más rápido que una bala y casi doce veces la velocidad del sonido.

En su última órbita alrededor de Mercurio, Messenger pasará apenas a entre 270 y 550 metros sobre la superficie del planeta. "Existen edificios de esa altura en la Tierra", recuerda la UM.

Finalmente, los expertos recuerdan que casi el 55 por ciento del peso de la sonda estadounidense durante su lanzamiento en 2004 era el combustible, que ahora está a punto de agotarse.

La pasada semana, la NASA anunciaba que su nave Messenger se estrellaría contra la superficie de Mercurio el 30 de abril a su misión científica. El objeto impactará en el lado del planeta alejado de la Tierra. Debido a la ubicación esperada, los ingenieros no serán capaces de ver en tiempo real el lugar exacto del impacto.

Aunque Mercurio es uno de los vecinos planetarios más cercanos de la Tierra, poco se sabía sobre el planeta antes de esta misión. "Por primera vez en la historia tenemos un conocimiento real sobre el planeta, que muestra que es un mundo fascinante dentro de nuestro diverso sistema solar", explicó John Grunsfeld, administrador asociado del Directorio de Misiones Científicas de la NASA en Washington.

PRIMICIAS CIENTÍFICAS

La nave viajó más de seis años y medio antes de insertarse en órbita alrededor de Mercurio el 18 de marzo de 2011. La primera misión fue orbitar el planeta y recoger datos durante un año terrestre. En buen estado de los instrumentos, suficiente combustible, y nuevas preguntas sobre el planeta sivieron para diseñar dos extensiones de misión, hasta completar casi cuatro años y varias primicias científicas.

Un hallazgo clave en 2012 proporcionó apoyo convincente para la hipótesis de que Mercurio alberga abundante agua congelada y otros materiales volátiles en sus cráteres polares permanentemente en sombra. Los datos indicaron que el hielo en las regiones polares de Mercurio sería de más de dos kilómetros de espesor. Por primera vez, los científicos comenzaron a ver con claridad un capítulo en la historia de cómo los planetas interiores, incluida la Tierra, adquieren el agua y algunos de los componentes químicos básicos para la vida.

Una capa oscura que cubre la mayor parte de los depósitos de hielo de agua apoya la teoría de que los compuestos orgánicos, así como el agua, llegaron desde el exterior del sistema solar hasta los planetas interiores y pueden haber dado lugar a la síntesis química prebiótica y, en consecuencia, la vida en la Tierra.