Por si ustedes no lo saben, Canarias es desde 2009 un Espacio Atlántico Euroafricano. Así, con mayúsculas. ¿Y eso que es? Complicado de explicar. A ver. La noticia es que el senador Antonio Alarcó ha logrado aprobar en el Senado una moción en la que "se insta al Gobierno central a tomar cuantas medidas sean necesarias para que Canarias se constituya como plataforma estable, aprovechando su carácter geoestratégico, de relaciones entre Iberoamérica y Europa". Lo cual que es (dice la información de agencia a la que acompaña una foto de Antonio Alarcó en la fastuosa tribuna senatorial) "el segundo paso, tras la (moción) que defendió y sacó adelante en 2009, también en el Senado, para convertir a Canarias en Espacio Atlántico Euroafricano".

O sea, que desde 2009 somos el Espacio ese y yo no me había enterado. Y lo que es peor, tampoco se había enterado José Manuel Soria, el presidente del PP y de Alarcó, que un año más tarde, en 2010, siendo consejero de Hacienda del Gobierno de Canarias, pidió el apoyo de las instituciones comunitarias para hacer de Canarias un Espacio Atlántico Económico Euroafricano. O sea, que o Canarias seguía sin ser el tal Espacio o el consejero de Hacienda (y yo) no nos habíamos enterado.

En realidad el rimbombante título del que hablo se utilizó desde el 2009 hasta finales del 2010 para una serie de reuniones, celebraciones, encuentros y otras hierbas a mayor gloria de los titulares de la prensa de la época. Pero tras el pretencioso enunciado, la realidad es que Canarias sigue siendo un Espacio Atlántico ECCYBO (es decir, En Casa''l Carajo Y Bastante Olvidado).

Desde que a comienzo de los años ochenta Jerónimo Saavedra soltó aquello de que Canarias es una plataforma tricontinental, de vez en cuando, como un sistemático y redundante Guadiana político, surge alguna invocación al carácter estratégico de la posición geográfica de las islas. En realidad, en nuestras relaciones con Sudamérica lo más relevante en toda la reciente historia han sido de aquí para allá Los Sabandeños y de allá para acá la salsa y el merengue.

Sobra literatura y faltan hechos. Lo que mas ha ayudado a construir Canarias no es el Boletín Oficial, sino el jet-foil. Las palabras son la luz que precede al trueno. Pero si hay relámpago y no se oye el ruido o es que la tormenta está muy lejos o alguien te está haciendo trampa con una linterna. La Unión Europea se gasta miles de millones cada año en las políticas llamadas de Gran Vecindad (ENI). Es un programa que deriva hacia Marruecos y otros países del Magreb una importante morterada; tanto como 15.000 millones sólo en la gran línea de actuación de aquí a cuatro años. Una parte son inversiones que luego ejecutan empresas europeas (es decir, dinero que se inyecta a las grandes constructoras). Otra son ayudas, subvenciones y estímulos.

En la Unión Europea lo que no tenga programa y asignación presupuestaria no existe. Es literatura. El Senado español puede aprobar las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio. A los efectos de Europa no vale ni el papel en el que se publica. Así que nos podemos hartar a aprobar mociones que declaren a Canarias el ombligo del mundo mundial. Que el Senado sirva como escenario para la fantasía no es que sea malo, que no lo es -soñar es bueno- simplemente es pomposamente irrelevante. Una ventosidad.