Lo apuntaba hace una semana, en las páginas de este periódico, el presidente de la Asociación de Industriales de Canarias (Asinca), Andrés Calvo. En las Islas apenas se consume un 15% de los productos de aquí. En su opinión, porque falta conciencia sobre la importancia que tiene para el Archipiélago elegir lo producido en Canarias. A la advertencia realizada por Andrés Calvo hay que sumar el informe que hoy publica EL DÍA, dentro de su suplemento "Desarrollo", que confirma la caída del peso en el Producto Interior Bruto (PIB) del sector primario, que pasa del 3% en 1998 al 1% actual. Estas cifras reflejan que algo no se está haciendo bien y que, a tenor de lo que se escucha de los diferentes partidos de cara a las próximas elecciones, tampoco tiene visos de arreglarse en un futuro próximo, ya que se habla mas bien poco de ello. No es un asunto nuevo, pues, tal y como queda reflejado en la información citada anteriormente, los últimos informes del Consejo Económico y Social de Canarias ya han hecho hincapié en este asunto, pero con poco éxito, vistos los resultados. No es una tarea fácil. Pero la solución tampoco está en quedarse con los brazos cruzados esperando que alguien dé con la mejor fórmula. La primera dificultad es el precio. Lo de aquí, a pesar de contar con unos salarios mas bajos, suele ser más caro que lo de fuera, lo que retrae al consumidor, empezando por las propias empresas de las Islas. Muchas miradas se dirigen al sector turístico esperando que este actúe de locomotora del resto de los sectores (primario y secundario), pero las buenas intenciones chocan precisamente con los costes. ¿Y las ayudas públicas? ¿Qué pasa con ellas? Quizás ahí es donde las formaciones políticas deberían establecer el debate.

Hace siete días, este periódico abogaba por la unidad para poder cerrar el anillo insular de carreteras de Tenerife sin más demoras, dejando a un lado las diferencias partidistas. El presidente del Cabildo, Carlos Alonso, cogió el guante, al igual que la Federación Provincial de Entidades de la Construcción (Fepeco), que advertía de la urgencia que tiene para la economía insular poner fin a esta infraestructura. Desde otras formaciones se ha preferido hacer caso omiso a este llamamiento sin tener en cuenta que el tiempo perdido hasta ahora en debates estériles ha supuesto no solo un elevado gasto para los tinerfeños, sino, en muchos casos, un problema para muchas familias que han tenido que trasladar su lugar de residencia con todo lo que ello lleva consigo. Como ha explicado el actual consejero insular de Carreteras, José Luis Delgado, esta obra tiene implicaciones hasta en el modelo de sociedad de la Isla.

Mientras continúa el culebrón del pesquero ruso incendiado en el puerto de Las Palmas y las consecuencias del vertido del fuel que llevaba en sus depósitos, el presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero, continúa con su batalla particular e insiste en que se deroguen los permisos otorgados a Repsol para que realice prospecciones en aguas cercanas al Archipiélago. Por tozudez que no sea. Una pena que no la emplee también en otras materias.