Están situados, normalmente, en las islas no capitalinas y en algunos puntos del sur de Tenerife y Gran Canaria. Son colegios e institutos en los que los cambios que experimentan las plantillas de profesorado entre un curso y otro dificultan la consolidación de proyectos educativos y ponen en peligro el éxito escolar.

El problema de la inestabilidad de los claustros ha dado lugar a varios pronunciamientos del Parlamento regional y ha sido objeto de dos planes específicos, el segundo de los cuales se pondrá en marcha el próximo curso y tratará de garantizar la continuidad del personal docente en 92 centros del Archipiélago.

El Programa de Mejora de la Estabilidad de Claustros Docentes Inestables (Promeci) ofrecerá 688 plazas en estos centros a una parte de los profesores que forman parte de las listas de interinos. De ellas, 393 son para Primaria y 295 para Secundaria. La iniciativa -acordada por la Consejería de Educación y los sindicatos en los contactos que han seguido a la negociación de la oferta de empleo público- tendrá una vigencia de ocho años, los mismos que deberán permanecer los trabajadores en las plazas que se les asignen.

De la convocatoria del Promeci se deduce que los centros de Tenerife presentan este problema en mucha mayor medida que los de Gran Canaria. Así, 314 de las plazas disponibles -147 en Primaria y 167 en Secundaria- se encuentran en la primera de estas islas, mientras que en la segunda se ha habilitado prácticamente la tercera parte, 105 -33 en Primaria y 72 en Secundaria-.

La isla que sigue a Tenerife en número de plazas -y, por tanto, en inestabilidad de los claustros- es Fuerteventura, con 146, de las que 116 corresponden a Primaria y 30 a Secundaria. A continuación se sitúa Lanzarote, con 76 plazas -45 en Primaria y 31 en ESO-, y luego La Gomera, con 22 puestos, nueve de ellos en Primaria y trece en Secundaria. En El Hierro hay 13 plazas -once en Primaria y dos en ESO-, en tanto que La Palma dispone de doce plazas en Primaria, pero no cuenta con ninguna para Secundaria.

Los criterios para la selección de los centros participantes son diferentes de los que se emplearon en el anterior programa, el Plan Especial para Claustros Docentes Inestables (PECDI), que se aplicó en 2004 en virtud de un acuerdo firmado con el sindicato Insucan y que cosechó el rechazo inicial de otras organizaciones, hasta el punto de originar una huelga del profesorado interino y sustituto.

En aquella ocasión, los colegios e institutos incluidos en la iniciativa fueron los localizados en los lugares donde la inestabilidad docente ha sido tradicionalmente mayor. Esta vez, en cambio, se ha optado por un análisis de los datos de cada uno de los centros, aunque algunos sindicatos han planteado a la Administración que el listado tiene inexactitudes. Pero el principal reparo de las organizaciones sindicales al documento se refiere al número de plazas, que consideran insuficiente. A su juicio, debería constar de, al menos, las 921 que ofrecía el anterior plan.

La normativa que rige el Promeci establece que el docente al que se le asigne una plaza debe permanecer en ella durante ocho años o, en su caso, hasta que finalice la vigencia del plan. El nombramiento de nuevos interinos no afectará a estos profesores. Sí podrá hacerlo la incorporación de un funcionario de carrera para ocupar la plaza, la eliminación de esta en la planificación educativa o la recolocación de un interino mayor de 55 años y con más de cinco de antigüedad, un sector que es objeto de una protección especial. Si se diera alguno de estos supuestos, el docente afectado accederá a una vacante de características similares a las de la plaza que ocupaba.

La Consejería asegura, en la resolución que regula este procedimiento, que existen "abundantes evidencias de que la inestabilidad de la plantilla docente de un centro tiene un efecto negativo y significativo en el rendimiento académico de su alumnado", y que es "particularmente perjudicial" para los estudiantes de centros con una elevada proporción de alumnos de bajo rendimiento.

Aunque admite que los mecanismos mediante los que la movilidad de los profesores impacta de esta forma en los logros de los estudiantes no son suficientemente conocidos, la Administración mantiene la "sospecha" de que "afecta negativamente a la colegialidad o a la confianza en las relaciones entre los miembros del claustro o, tal vez, al conocimiento institucional entre el profesorado del centro, que es clave para apoyar el aprendizaje".

También reconoce Educación que, pese a los "esfuerzos" realizados, los centros del Archipiélago aún muestran "notables diferencias" en cuanto a la estabilidad de su personal, explicables por la fragmentación del territorio y la dispersión geográfica.