Ayer fue un domingo de cruces, flores y fuegos en Los Realejos. El calendario se unió a la fiesta de mayo y permitió que aumentara la presencia de público en el día grande de esta Fiesta de Interés Turístico Nacional. Miles de personas recorrieron ayer las empinadas calles de la localidad norteña para disfrutar con los espectaculares enrames florales de tres centenares de cruces. Al caer la noche, vista al cielo, y lluvia de ruido y color en una de las mayores exhibiciones pirotécnicas de Europa.

Cada año se repite como una cantinela, pero siempre debe recordarse que son los realejeros los que financian, con un esfuerzo que dura meses, cada flor y cada volador para hacer posible esta fiesta. No hay dinero público para enramar ni quemar, solo aportaciones populares.

En el calendario anual del realejero existe un antes y un después del 3 de mayo. La fecha es especial, siempre lo fue, y, a juzgar por la continuidad y la renovación generacional, lo seguirá siendo.

La noche del 3 de mayo es muy especial en el Valle de Taoro. Por lo general, suele ser de cielo despejado, lo que favorece que desde todos los rincones del valle -prácticamente de cualquier parte de los tres municipios- se pueda disfrutar de la exhibición de fuegos de artificio.

Dos calles y mucho trabajo, tanto que tiene el gran mérito comunitario de haber conseguido elevar este "pique" a Fiesta de Interés Turístico Nacional. Dice el alcalde realejero que ahora no solo se trata de mantener el galardón conseguido, sino de escalar a Fiesta de Interés Turístico Internacional.

La cita en la Villa Histórica de Los Realejos consiste en visitar, durante todo el día, cada una de las cruces repartidas por todo el municipio, destacando las emplazadas en calles de El Sol y de El Medio, así como en el barrio de La Cruz Santa. Por la noche, la procesión de la Santa Cruz y los fuegos de ambas calles en original y sano pique.

Al cierre de la edición de ayer, la exhibición pirotécnica continuaba en Los Realejos.