El manto blanco del invierno ha dejado paso a unas "rosetas" de crochet labradas por unas agujas que apuntan al cielo. Permítase la metáfora para definir la bella estampa que luce estos días el Parque Nacional del Teide, donde los tajinastes rojos ya han comenzado a florecer llenando con su esplendor desde las laderas del Valle de Ucanca a La Fortaleza. Es la prueba evidente de que es primavera, como anuncia la floración de esta especie endémica que toma su nombre precisamente del término guanche "tainast", que en femenino significa aguja. La tonalidad roja caracteriza al tajinaste del Teide, frente al blanco en los ejemplares que se localizan en la provincia oriental o La Palma, o azul, en Fuerteventura o La Gomera. Si espectacular es acudir al encuentro del Teide, el paisaje es idílico para el visitante al deleitarse de una exquisitez con la que la Naturaleza distinguió a Tenerife.