Don José Borges y Jacinto del Castillo fue un juez de los llamados antes "municipales", hermano de la escritora, historiadora e investigadora Ana-Lola Borges y en el Juzgado Municipal de La Laguna estuvo muchos años, hasta que se jubiló. Hay una famosa anécdota de nuestro magistrado y se produjo durante la celebración de un juicio de faltas en el que el acusado por una falta de hurto era un "belillo" de nuestro agro y al acabar el juicio don José Borges dijo: "Póngase de pie el acusado, voy a dictar sentencia sobre la marcha". Esto lo hacía Borges con harta frecuencia. "Oígame, le condeno a 2.000 pesetas o tres meses de arresto, así que elija usted". Respondiendo el "rebenque": "Déme las 2.000 pesetas". Clamoroso, diría yo.

Opelio Rodríguez Peña fue muchos años delegado de Información y Turismo en la provincia. Siempre salía en Carnaval pasada la una de la mañana con su grupo de amigos, a pasarlo bien y a divertirse, con sus bromas totalmente inocuas, poniéndose un delantal y un sombrero de cocina, y antes de salir de su casa, su mujer Olimpia Segovia, le decía: "Mira Opelio, no vengas tarde y ten cuidado de mancharte".

También estuvo muchos años como presidente del Real Casino de Santa Cruz de Tenerife y la anécdota que paso a narrarles acto seguido lo tuvo como protagonista, así como a Francisco Ucelay Cambreleng y a Manuel Morón. Todo transcurrió en un concurso de disfraces en la indicada sociedad, y en donde Ucelay iba vestido de jefe indio "Toro Sentado", es decir de Sting Bull, y se había hecho traer el traje de la mismísima baja California, y Morón iba vestido de soldado, completamente de azul, del ejército de la Unión, enemigos acérrimos de los "sudistas".

El jurado lo formaban el propio Opelio, el capitán general, el alcalde de la ciudad y varios directivos de la entidad y habría que decir que en aquel entonces Ucelay era coronel y Morón catedrático de Derecho Procesal de nuestra Universidad. A continuación y por el gerente del Casino señor Gutiérrez, micrófono en mano, anuncia que el primer premio es para el famoso restaurador Suso Zárate y que el segundo lo era para la pareja, indio-soldado, Ucelay y Morón. Cuando están ambos sobre la pasarela, colocada en las mismas narices del jurado, Ucelay toma la palabra y dice: "Rechazamos el segundo premio, pues ha habido un clamoroso "pucherazo", reivindicamos el primero, y por eso mandamos a "tomar por saco" a todos los que componen el jurado", a los que obsequió con el dedo hacia arriba a modo de clamorosa "peineta".

Al momento, el capitán general pregunta por la identidad de Ucelay y al ser informado de que era un coronel le dice a su ayudante: "Que ese señor se presente ante mí en Capitanía mañana a las nueve". Compareció Ucelay y fue sancionado por su superior con un mes de arresto domiciliario, por los delitos de insultos y vejación a una autoridad superior. También fue sancionado por parte del Casino con la prohibición de poder acceder a dicha sociedad por el plazo de seis meses. La verdad es que ni el propio Opelio pudo hacer nada ante la gravedad de los hechos y lo que sí pudo saberse es que aquella noche Opelio llegó a su casa sin mancharse, cosa que celebró su esposa Olimpia y así se ahorró unas "perrillas" en el tinte.

Como la playa del Camisón, de Arona, quieren convertirla en playa nudista (algo verdaderamente surrealista), el único concejal de Podemos en Arona ha presentado una moción, no de ley, en la que pide que la playa pase a llamarse "En Pelotas". Siempre Podemos haciendo aguas, no precisamente menores.

Mi propio padre se reía de sí mismo y "vacilaba" lo que no está en los escritos sobre su extrema delgadez y a cada momento le recordaba a mi madre cuando le decía: "Clorinda, cuando el día de mi entierro esté dentro de la caja en el cementerio, después de despedirse los que quieran de mí, y antes de tapar la caja, por favor pongan un poco de hojas de morera para los gusanos".

Decía el gran Woody Allen que el morir era como el dormir, pero con la ventaja de que no tienes que levantarte por la noche a mear.

Olivariadas: "Jefe, venga para acá, que una madre le ha asestado doce puñaladas a su hijo y se lo ha cargado". "Pero, ¿qué ha pasado?", contesta el superior, a lo que dice el primero: "Nada, parece que la señora estaba fregando y su hijo le pisó el suelo". Contesta el jefe: "¿Pero aún no la han atrapado?", contestándole: "Todavía no", preguntando de nuevo el jefe: "¿Y a qué están esperando?", remachando el primero: "A que se seque el piso".

Hasta la próxima, no me fallen y el humor ha venido para quedarse.

*Pensionista de larga duración,

exalumno del Colegio La Salle

y delegado de curso y vocal de Piedad