El artista tinerfeño Gonzalo González (Los Realejos, 1950) presenta una nueva entrega de la serie "Suite", que inició hace ya más de dos décadas, en el Espacio Cultural de la Fundación CajaCanarias en La Laguna, hasta el 20 de junio.

Esta muestra reúne una selección de pinturas "fragmentadas" y media docena de esculturas en las que, según el comisario de la exposición, Carlos Díaz Pastrana, el autor llega "en ese camino entre la figuración y la abstracción intentando expresar y conocer la permanente relación conflictiva que se posiciona entre el hombre y la naturaleza".

Gonzalo González explicó que esta colección, parte de la cual ha sido mostrada en Alemania, Italia y Santa Cruz, "tiene que ver con una serie que llevo desarrollando desde hace casi veinte años. Lo que pasa es que la empecé, la abandonas, la vuelves a retomar... La he ido desarrollando paralelamente a otras cosas de manera continuada".

"Son una serie de pinturas, muy alargadas en horizontal. Es un discurso sobre la idea de la fragmentación de la lectura de la realidad, o esa incapacidad que tenemos para leer la realidad de un golpe de vista. La idea es jugar con la mirada y el hábito de ver que tenemos los occidentales, de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Aprovechando eso hay una serie de fragmentos que son secuencias que se van desarrollando a lo largo de las tiras, en las que hay referencias a mi pintura, a lo que hacía antes (...). La tendencia es a leerla como si fuera un cómic. La trampa es que es una pieza única, tienes que abstraerte para terminar contemplando la pieza. El problema es que el ojo te va llevando un poco a los fragmentos".

Este creador ha aprendido con el tiempo a no forzar los diferentes materiales que utiliza en sus obras. La serie "Suite" la empezó a realizar sobre cartón, pero resultó un material blando para su objetivo, le faltaba rigidez. Luego se pasó a un plástico duro, pero era demasiado pesado para colocarlo en la pared. Al final se decantó por el aluminio.

"La idea era que las piezas tuviesen esa sensación de ser como fragmentos, unas tiras que flotan en la pared. Toda esta serie está hecha en aluminio que, previamente, preparo, le hago una imprimación y le pego un papel especial sobre el que trabajo. El aluminio me viene bien porque es muy duro, pero pesa poco para colocarlo en la pared. Va agarrado a la pared con un perfil y cuando lo contemplas parece que flota".

González aseguró que vive un periodo en el que está empezando a aprender lo que no quiere hacer en su obra. "Lo único que me preocupa es hacer un Gonzalo González estupendo, que sea bueno. La verdad es que, cada vez, tengo más problemas en saber como es de bueno, como se hace eso. Me preocupa trabajar con esa idea de que sea algo eficaz, en el sentido de que una pieza sea buena en función de lo que a mi me parece que debería ser una bella pieza en vez de estar peleándome con innovar cosas. Estoy empezando a aprender qué es lo que no quiero hacer y eso te lleva a trabajar en un territorio que tu crees que controlas y donde puedas ser más eficaz".

En este sentido, aclaró que le preocupa la relación del individuo con el territorio, con el medio donde se mueve. "La base de mi trabajo siempre fue el paisaje, aunque fuese más pictórico, conceptual que geográfico. Lo que pasa es que ahora estoy más preocupado porque el lenguaje sea el correcto, el más eficaz, el más lúcido, que de otras cosas (...). En la medida que te vas haciendo más adulto, más maduro, te encuentras cada vez más huérfano, porque tienes menos referencias, las que tienes están dentro del territorio que tu trabajas, el que tú has creado".

El universo plástico de este artistas, que ya posee un lenguaje propio, siempre busca la sorpresa en lo que materializa y teme quedarse estancado. "Desde el momento que sepas el resultado de lo que vas a hacer, estás muerto. Lo único que va a ocurrir es que te repitas, copiarte a ti mismo y hacer una especie de fotocopias de lo que realizas. A mi me interesa más el proceso y que me sorprenda el resultado".

"A mi nunca se me ha ocurrido un cuadro pensándolo. Se me ocurre una idea y luego voy construyéndola, elaborándola. Eso me parece como una aventura, porque no tengo la certeza de lo que quería hacer hasta que la pieza está terminada, hasta que no la vea. Como decía Chillida, hasta que me resulte familiar. Intento hacer un Gonzalo González, pero a medida que lo vas elaborando vas intentando pulir, quitar defectos. Cuando vas madurando te vas quitando más adornos, quieres quedarte con la sustancia, que es la que tu quieres hacer y no te puedes copiar a ti mismo, porque la aventura está en ir cada vez más lejos, en profundizar", concluyó.