Los clientes que estaban en la mañana de ayer en la Óptica Rapp debieron sentirse por un segundo en medio de una escena irreal. Una pareja se probaba monturas y otras cuantas personas esperaban ante el mostrador cuando, de repente, entró una avalancha de medios de comunicación. A la carrera. Unos segundos después lo hacía el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que saludó al propietario de este conocido establecimiento del casco lagunero.

La sorpresa de Ernesto Rapp, que asegura que la visita no estaba prevista, fue la de muchos de quienes paseaban por las calles y se encontraban con el dirigente conservador, que, de forma previa al frustrado mitin posterior, recorrió La Carrera, desde Tabares de Cala (delante del Banco Popular) al entorno de La Concepción.

El paseo fue una especie de yincana de 500 metros, por las prisas, la tensión y el aparente deseo de cumplir con muchas cosas en poco tiempo (saludos, fotos, visitas a comercios y el horario fijado para el acto posterior). Escoltado por las principales caras de la formación en Canarias, Rajoy fue "escalando" la céntrica vía. "Quitaos", "poneos", "aquí no", repetía insistentemente a los medios su equipo de seguridad.

En total, alrededor de unos 25 minutos en los que Mariano Rajoy fue repartiendo saludos y en los que hablaba sobre todo con Antonio Alarcó, el candidato al Ayuntamiento lagunero.

Otra parada fue la Farmacia Saavedra, en la confluencia de la calle de La Carrera con Núñez de la Peña, donde se repitió una escena similar a la que más tarde se produciría en la óptica, con la diferencia de que en este primer caso no había clientes.

Ya casi al final, una foto con las empleadas del Palmelita, otra de grupo a los pies de la torre de La Concepción y unas últimas palabras, rápidas, con sus principales acompañantes de visita. De allí al coche y rumbo a la cita con la militancia en Guamasa.