Prohibido perder. El Tenerife necesita sumar en El Sardinero para no retrasar aún más su permanencia en Segunda. El empate ante el Lugo, aunque permitió situar en cuatro puntos la distancia con las posiciones rojas, sabe a oportunidad perdida. Pero el calendario le ha puesto delante a los de Raúl Agné una oportunidad inmejorable para redimirse: la visita al peor local de la categoría. La única pega es la etiqueta de peor visitante que cuelga sobre los insulares y que pesa un poquito más cada quince días.

Tampoco ayudan las ausencias. Faltarán a la cita dos fijos, dos de esos jugadores que se echan de menos por su aportación futbolística efectiva, pero también por su carácter. La ausencia de Raúl Cámara será cubierta por Unai Albizua, que dejará su lugar en el centro de la zaga para Hugo Álvarez. La de Aitor Sanz cuenta con un sustituto natural y otro algo más forzado. Lo lógico sería que entrara Ricardo León pero, como no acaba de recuperar su mejor versión después de la lesión, también tiene opciones el canterano Cristo Díaz.

A diferencia de las anteriores, la tercera novedad no es forzada. Agné persiste en su búsqueda del inquilino perfecto para la banda izquierda. Si en casa parece Juan Carlos el ganador de la partida, lejos del Heliodoro sigue el "casting". Esta vez podría ser Igor Arnáez. "He jugado en esa posición, aunque me siento más cómodo como lateral", ha dicho el protagonista esta semana. Está por ver si su jefe convierte el asunto en un nuevo experimento o recurre a otra opción.

En cualquier caso, el Tenerife debería ser competitivo ante un Racing de Santander que tiene como principal herramienta para el triunfo la unidad. Afición y exjugadores ya salvaron el "match ball" de los despachos con una milagrosa ampliación de capital que elude, por el momento, el descenso administrativo. Ahora les toca en el campo. Sin Mariano ni Koné, por el que llegó fuera de plazo Sylla, serán este último y Quique González los delanteros.

El equipo del triunvirato Pinillos-Munitis-Colsa se ha convertido en un bloque rocoso, que juega directo y aprieta mucho al rival. En sus cuentas para la salvación están los tres puntos de esta tarde. Cuidado, mucho cuidado.