Hace poco más de dos años que un triple crimen conmocionaba a la sociedad canaria y sorprendía por su tremenda crueldad. El presunto autor, el caboverdiano José Antonio Gomes Soares, de 44 años, se vengó de su esposa atacándola en lo que más le dolía. No le perdonó que quisiera abandonarlo para iniciar una nueva vida y la dejó sin el hijo que tenían en común y sin sus padres. Ocurrió un 13 de marzo de 2013 en el barrio de Piedra Hincada, en Guía de Isora.

A partir del 18 de mayo está previsto que se celebre el juicio por los tres asesinatos. La fiscal delegada de Violencia de Género, Francisca Sánchez Álvarez, solicita en su escrito de calificaciones una condena de 65 años de cárcel para Gómez Soares.

Además, estipula que el procesado debe indemnizar con 300.000 euros a su exesposa, hija y madre de los fallecidos, así como otros 200.000 a la hermana de la anterior.

El acusado, de 44 años, llevaba casado con la madre de su hijo desde enero del 2005. Y el pequeño tenía cuatro años.

Tres años antes de la tragedia empezaron los problemas en la pareja. Según el Ministerio Público, esas diferencias surgieron a raíz del control que sobre la vida diaria y laboral de su esposa quería ejercer José Antonio Gomes.

Y el individuo había advertido a su mujer de que, si se separaba, "le daría donde más le doliera"; "que si no estaba con él, no estaría con nadie", así como que mataría a los dos, "al niño y a ella". La amenaza puede considerarse premonitoria.

La situación se volvió insostenible para la esposa de Gomes Soares y en septiembre de 2012 decidió irse a vivir a casa de sus padres, en un apartamento que tenían en la parte baja de su vivienda, en la calle Basalto de Piedra Hincada.

El hombre tenía acceso para ver a su hijo y tres meses después se instaló de forma definitiva en dicho inmueble.

La noche antes del trágico suceso se produjo una nueva discusión entre la pareja y la mujer le advirtió de que la relación tenía que finalizar. Y el procesado la advirtió de que la golpearía donde más le doliera.

Esa expresión le fue recriminada por su suegro al día siguiente. Tras pasar varias horas en bares e ingerir bebidas alcohólicas, a partir de las 20:00 horas José Antonio decidió cumplir su amenaza. Entró en la vivienda, cogió un cuchillo en la planta baja y subió a la primera planta, donde, en primer lugar, mató a su suegro, Dalmacio Mendoza Navarro, de 54 años. Después subió a la azotea. Primero forcejeó y asesinó a su suegra. Y por último acabó con la vida de su hijo, con el que se ensañó y le clavó cerca de cuarenta puñaladas, según consta en el informe forense.

Después se cree que intentó tranquilizarse y se fumó un cigarro. Ya entonces los vecinos que escucharon gritos del interior de la vivienda habían salido a la calle a ver qué ocurría.

José Antonio Gomes salió a la vía pública y le comentó a los ciudadanos a los que vio: "me los cargué a todos; llamen a la Policía si quieren; ya no hay problema, los maté".

Una vecina alertó a la Policía Local de Guía de Isora e instantes después agentes municipales procedían a la detención del caboverdiano, que desde entonces permanece ingresado en prisión por orden de la autoridad judicial.

La fiscal Francisca Sánchez solicita 20 años de cárcel por cada uno de los delitos de asesinato con alevosía cometidos sobre los suegros del procesado. Y reclama otros 25 años de prisión por el asesinato con alevosía y ensañamiento perpetrado sobre el pequeño José Dalmacio Gomes Mendoza.

El niño de 4 años murió el último, con sufrimiento físico y psicológico

Desde las 20:00 horas del pasado 13 de marzo de 2013 se fraguó una sucesión de muertes violentas que destrozó a una familia trabajadora oriunda de La Gomera. Según la fiscal delegada de Violencia de Género, aunque el procesado sabía que no podía tomar alcohol por su posterior actitud violenta, en la jornada de los hechos supuestamente consumió coñac y una cerveza en el barrio de Piedra Hincada. Poco antes de las ocho de la noche regresó a la vivienda de sus suegros y su esposa. Cogió un cuchillo de cocina en el apartamento de la planta baja y accedió a la primera planta, donde estaba Dalnacio Mendoza, de 54 años. El suegro lo vio entrar con el arma blanca y posiblemente trató de huir, pero fue en vano. Primero recibió tres puñaladas en la parte trasera del cuello. Tras caer al suelo, la víctima sufrió otras cinco heridas gravísimas en la parte delantera del cuello. Su muerte fue inmediata. La suegra del presunto autor y su hijo posiblemente temieron o vieron la agresión y subieron a la azotea, donde se escondieron en una pequeña cocina. El agresor se enzarzó con la mujer, María Ángeles Bello González, de 51 años. Recibió 20 puñaladas en la cabeza, la cara, en los hombros y en la parte superior de la espalda. También murió de forma instantánea. El pequeño José Dalmacio fue el último. Tras recibir un golpe en la cara y otro en el cráneo, cayó al suelo. Su padre se colocó encima y le asestó puñaladas en la cara, el cuello, los riñones y zona lumbar. Tuvo un gran sufrimiento físico y psicológico.

68 puñaladas en total propinó José Antonio Gomes Soares a las víctimas en su particular "venganza" contra su esposa, que estaba cansada del control que el hombre quería ejercer en su vida personal y laboral. Desde hacía tres años la pareja pasaba por malos momentos y en septiembre de 2012 la mujer se fue a vivir con sus padres en Piedra Hincada.