Habla con pasión de su participación en la restauración de la Capilla Paulina, concretamente de dos frescos pintados por Miguel Ángel ("La conversión de San Pablo" y "La crucifixión de San Pedro") que nos descubren a un maestro desconocido. Alrededor de esta intervención de Michelangelo Buonarroti reflexionó anoche en el Real Casino de Tenerife Maria Ludmila Pustka, directora del Laboratorio de Restauración de Pintura de los Museos Vaticanos, una experta que cautivó a los asistentes con una conferencia en la que confrontó al creador más popular, autor entre otras múltiples obras de las veneradas escenas de la Capilla Sixtina, con el genio que ejecutó unas composiciones que forman parte de los tesoros vaticanos que no se exhiben al público. "Ese es un Miguel Ángel más oscuro", avanzó.

Maria Ludmila habló del artista maduro -en el momento de recibir el encargo de Pablo III Miguel Ángel tenía 70 años-, reclamado por su prestigio, que estaba centrado en "El Juicio Final". "Algunos hablan de un artista cansado, fatigado desde el punto de vista creativo, pero si analizamos con frialdad los hechos percibimos que tanto en la Capilla Sixtina como en la Capilla Paulina usó técnicas idénticas y los mismos materiales: cal, pigmentos, lapislázuli, malaquita y una arena muy especial que mandaba a buscar a un volcán que estaba muy próximo a Roma... Si él hubiera tenido la enorme fortuna de conocer la existencia del Teide, y, sobre todo, vivir cerca de ese gran volcán habría recurrido a su arena para crear sus pinturas", especuló la italiana antes de enfatizar que la "añoranza" es un concepto que sirve para explicar por qué nos enfrentamos a un Miguel Ángel tan distinto. "La Capilla Paulina -construida por Antonio da Sangallo el Joven en 1540- no está sujeta al análisis de los historiadores de la misma forma que lo está la Capilla Sixtina, es decir, que los diferentes papas han protegido ese lugar como espacio privado", aclaró la maestra restauradora.

Maria Ludmila admitió la existencia de un error de base que tiene que ver con el rechazo que expresó Miguel Ángel a Pablo III a cumplir el encargo que le había realizado porque no le gustaba la orientación de la Capilla Paulina. "Él también era arquitecto y vio el efecto que podía tener sobre los frescos la luz que se filtraba a través de dos ventanas... Miguel Ángel no quería ejecutar esa obra, pero al final no le quedó más remedio que aceptar la petición: sabía que el resultado no iba a ser bueno", apostilló la conferenciante.

"El fresco es una técnica especial", incidió una profesional que defiende que se usen las nuevas tecnologías en los procesos de restauración. "Los equipos tienen que ser amplios y competentes y en el Vaticano hay químicos, físicos, restauradores, historiadores que afrontan cada proyecto con la necesidad de aprender cada vez más de las técnicas, los materiales y los procesos que pueden afectar la ejecución y conservación de una obra de arte. Miguel Ángel, por ejemplo, sabía que la fase de secado no era la más adecuada.

"Una restauración se debe realizar de forma armónica, es decir, que al margen de los elementos que hemos comentado con anterioridad hay que conocer la liturgia. La Capilla Paulina es clave en la vida interior que se hace en el Vaticano", reforzó la integrante de un equipo (Maria Ludmila ejecutó la mejora de los frescos) de trabajo que empleó ocho años en remodelar un proyecto fue supervisado por Benedicto XVI. "Esta es la intervención más determinante que hemos acometido desde un punto de vista tecnológico".

Quince personas intervinieron en la mejora de la Capilla Paulina, de las cuales dos se dedicaron exclusivamente a recuperar las pinturas de Miguel Ángel. Sobre las causas que provocaron la degradación de los frescos, Ludmila Pustka puso el acento sobre un aspecto: "La luz alteró drásticamente los colores utilizados por el maestro... Los cambios de temperaturas, asimismo, también condicionan su conservación. Sobre todo, porque en esta sala había una gran negritud que había oscurecido los dibujos por culpa del humo de las velas. Hay zonas en las que eran ilegibles, por lo que tuvimos que aplicar un barniz para darle vida a los colores originales. El mismo problema que existía en la Capilla Sixtina con las candelas, aquí se empeoró por el secado irregular de la arena que usó Miguel Ángel, por lo que los daños eran superiores. El proceso carbonatación se aceleró por las graves irregularidades de orientación -y la luz que incidían por los ventanas- y eso afectó, sobre todo, a la parte alta".

Maria Ludmila Pustka considera determinante buscar un equilibrio entre las partes que hoy en día están trabajando en el campo que ella domina. "La restauración es algo fascinante en la que se unen los avances técnicos y el conocimiento... Partiendo de la idea de que hay que ser respetuosos con la obra de arte, las nuevas tecnología son un complemento ideal -en el caso de la remodelación de la Capilla Paulina se empleó el láser- para poder ejecutar buenos trabajos", comentó una maestra que en la actualidad tiene entremanos encargos en el Santuario de la Escalera Santa de Roma, la Galería de los Mapas Cartográficos, la Galería de los Candelabros, el patio de la Piña o el Salón de Constantino dentro de las Estancias de Rafael.

Antes de afrontar la interesante y exclusiva conferencia que dio anoche en el Real Casino de Tenerife, Maria Ludmila Pustka reconoció que tenía en mente la figura de su padre. "Falleció hace dos meses y su recuerdo está muy reciente", añadiendo que "él siempre fue una persona importante en todos mis éxitos laborales", confesó una experta de raíces checas que se convirtió en la primera mujer a la que le concedieron el título de Maestro Restaurador en el Vaticano (2006). Integrante de los Laboratorios de Restauración de los Museos Vaticanos desde el año 1994, la ponente de "Miguelangelo desconocido. Los frescos de la Capilla Paulina" ha trabajado en distintas actuaciones que se llevaron a cabo en la Capilla Sixtina, los Apartamentos Borgia de Pinturicchio y los ya citados frescos de la Capilla Paulina, proyecto del que ofreció en el Casino algunas primicias que se recogerán próximamente en una memoria. "Este es mi regalo por el 175 cumpleaños de esta institución", dijo.