La voz de B.B. King y el sonido de su inseparable guitarra "Lucille" bajaron ayer del escenario por última vez, pero su inolvidable legado de canciones deja claro por qué el artista será recordado para siempre como el "rey del blues". Considerado uno de los artistas más influyentes de todos los tiempos, King, que falleció a los 89 años, se despide con 16 premios Grammy, más de 50 discos en casi 60 años de carrera y temas que marcaron época como "Three O''Clock Blues", "The Thrill Is Gone" y "When Love Comes to Town", su célebre colaboración con los irlandeses U2.

Entre los clásicos de uno de los mayores guitarristas de la historia figuran también "Payin The Cost To Be The Boss", "How Blue Can You Get", "Everyday I Have The Blues" y "Why I Sing The Blues", indispensables en sus conciertos, y joyas de sus comienzos como "You Don''t Know Me", "Please Love Me" o "You Upset Me Baby".

Nunca dejó de cantar y de llevar el blues por bandera. Siempre se le podía encontrar en la carretera, cerca de su público, excepto cuando la salud le jugaba alguna mala pasada, casi siempre relacionada con la diabetes de tipo 2 que sufría desde hace más de 20 años. Riley B. King nació el 16 de septiembre de 1925 en una plantación de Itta Bena (Misisipi). Allí empezó a tocar, por las esquinas de aquellas deprimidas calles y en las localidades colindantes, hasta que en 1947 hizo autostop en dirección a Memphis para labrarse una carrera.

Con reminiscencias de Blind Lemon Jefferson y T-Bone Walker entre otros, el "vibrato", la precisión de la púa, su sutileza y el manejo de los silencios convirtieron el sonido "King" en un componente fundamental del vocabulario musical del que bebieron Eric Clapton, George Harrison o Jeff Beck. King se casó en dos ocasiones. Primero con Martha Lee Denton, (1946- 1952), y después con Sue Carol Hall, (1958-1966). El artista deja 14 hijos y más de 50 nietos.