Una de las acciones del futuro gobierno del PP en el Cabildo de Tenerife pasa por una actuación comprometida con la actividad cinegética, donde se busque un equilibrio entre la caza, como actividad deportiva, y la defensa del medioambiente como prioritario bien jurídico llamado a proteger.

Manuel Domínguez, candidato del Partido Popular al Cabildo de Tenerife, ha convertido la caza en uno de los principales temas de su programa electoral cara a los próximos cuatro años.

Pero su compromiso, debe recordarse, se inició ya en esta legislatura que finaliza cuando, a su instancia, en el Parlamento de Canarias, así como en otras instituciones, se presentaron una batería de propuestas (en forma de proposición no de ley y mociones) donde el PP, con el fin de alcanzar un giro en la política cinegética en Canarias, perseguía, entre otras cosas, la constitución de una mesa de diálogo en la que estuvieran presentes todos los sectores involucrados (propietarios de terrenos, cazadores, instituciones...), con el fin de alcanzar una reforma de la ley de caza vigente que viniera a dar respuesta a los problemas que, hoy en día, conlleva la multidisciplinar actividad de la caza mayor y menor en nuestras islas.

El PP no va a cejar en su empeño y quiere que la próxima legislatura sea la que consiga dar respuesta satisfactoria a los problemas existentes (permisos, prohibiciones, repoblaciones, etc.) tantas veces postergados.

Manuel Domínguez ha convertido esta asignatura en un leitmotiv de su campaña, reuniéndose con el sector en repetidas ocasiones, pues no puede ser que existan decisiones dispares para problemas idénticos en distintas islas.

Es verdad que se hace necesario conjugar los intereses en conflicto (actividad cinegética y medioambiente), pero deben aportarse a aquellos que practican la caza los medios necesarios para poder disfrutar de dicha actividad sin que ello implique una afectación negativa a la flora y la fauna involucradas.

Bien lo sabe Manuel Domínguez, que como buen cazador es respetuoso con el patrimonio medioambiental de nuestra isla y que, en consecuencia, propone un programa de reprobación de la perdiz moruna y el conejo autóctono en Tenerife bajo las siguientes medidas: a) la elaboración de un informe de población que garantice el control del crecimiento y decrecimiento de estas especies; b) la concreción de un estudio genético del conejo autóctono para su cría y suelta; c) el desarrollo de criaderos que garanticen la existencia de población suficiente para la suelta del conejo y la perdiz; d) la recuperación de nacientes de aguas naturales o instalación de bebederos artificiales; e) la suscripción de convenios con el sector agrícola para el mantenimiento de cultivos en zonas de caza que garanticen la alimentación de la perdiz, y f) el control de especies asilvestradas o depredadoras.

En definitiva, un programa amplio que defiende la caza, tal como recoge la actual Ley de Caza de Canarias (la 7/1998, de 6 de julio), como una actividad deportiva y de ocio con "honda tradición popular en nuestras islas" que ha servido para mantener un equilibrio entre los animales a través de la renovación y mejora de las poblaciones de especies cinegéticas, a la vez que se desea potenciar el considerable flujo económico derivado de la caza como actividad deportiva.

En otras palabras, ofrecer un marco regulatorio apto, de una vez por todas, donde se aborde de manera global una respuesta definitiva a la sociedad tinerfeña en este complejo sector medioambiental, lo que se concreta también en el programa del PP al Gobierno autónomo cuando se recoge la promoción de la actividad cinegética, poniendo en valor los beneficios que genera para el mundo rural y para la conservación de nuestro medio natural.

*Diputado del Parlamento de Canarias del PP