Como todos estos últimos años en la última quincena de mayo, voy a escribir algo sobre san Fernando. Difícil será ya contarles algo original, pero lo voy a intentar: el tránsito entre el siglo XII y el XIII es una época de milenarismos, de cruzadas y de santos. En España, época de intrigas, pactos y desavenencias de los reinos de Castilla, León, Navarra, Cataluña y Valencia. Media España cristiana y el Islam en la otra mitad. Son los tiempos de las Navas de Tolosa, de la Inquisición, de Jaime I de Aragón el Conquistador, de Francisco de Asis, de Gonzalo de Berceo, de las grandes catedrales de Burgos, Toledo, León y Sevilla. En esta época nació Fernando III el Santo.

Hijo de Alfonso IX de León, descendiente de Fernando II de León y de Urraca Alfonso de Portugal, y de doña Berenguela de Castilla, descendiente de Alfonso VIII de Castilla, el de la victoria de las Navas de Tolosa, y de Leonor de Inglaterra. Fernando III se casó dos veces; su primer matrimonio fue con Beatriz de Suabia, descendiente de Felipe I de Suabia y de Irene de Constantinopla, de cuyo matrimonio nacieron diez hijos; el mayor, Alfonso, se convertiría a la muerte de san Fernando en Alfonso X el Sabio. Al enviudar desposó con Juana de Ponthieu, descendiente de Simón, conde de Danmartin y de María de Ponthieu, descendiente esta última de Alfonso VII, y de cuyo matrimonio nacieron cinco hijos.

Nació posiblemente un 24 de junio de 1201, en pleno monte entre Zamora y Salamanca, en una zona paradisíaca llamada Valparaíso, no muy lejos del monasterio cisterciense de Bellofonte, que fundó en 1137 Alfonso VII. Cuando san Fernando se convirtió en rey de Castilla y León, trasladó el monasterio de Bellafonte al lugar en que nació, poniéndole el nombre de Valparaíso, hoy convertido en las ruinas de la abadía de Santa María de Valparaíso , donde se dice que el altar mayor coincidía con donde nació san Fernando. El Arma de Ingenieros del Ejército, cuyo santo patrón es san Fernando, ha levantado una ermita en este lugar.

Fernando III no solo se distinguió desde el punto de vista militar. Es el monarca español que más tierras arrebató a los musulmanes, llegando hasta el Mediterráneo por el valle del Guadalquivir; y político, pues fue un magnífico gobernante. Asimismo, protegió la cultura, considerándosele fundador de la Universidad de Salamanca, iniciando las catedrales góticas de Burgos (1217) y Toledo (1227), comenzando a utilizar en los documentos oficiales el romance castellano-leonés en sustitución del latín. Ordenó la traducción al idioma castellano del Fuero Juzgo, iniciando la unificación y refundación de toda la legislación. Reunió las Cortes Castellanas, precursoras de las actuales, por primera vez en 1250. Puso las bases de la Sevilla actual después de su conquista en 1248, donde falleció el 30 de mayo de 1252, con poco más de 50 años de vida, de ellos 30 batallando. Está enterrado en la capilla de los reyes de la catedral, junto a su hijo Alfonso X y su primera mujer, Beatriz de Suabia, estando situados a ambos lados del Evangelio. Sus restos están en una urna de cristal y plata, que se abre a la contemplación del pueblo de su cuerpo incorrupto en cuatro ocasiones al año, y donde su hijo y heredero mandó grabar en hebreo, árabe, latín y castellano lo siguiente: "El más leal, el más verdadero, el más franco, el más esforzado, el más apuesto, el más granado, el más homildoso, el que más temía a Dios, y el que más le hacía servicio". Fue san Fernando un rey santo, elevado a los altares por el pueblo, antes de pronunciarse la Iglesia.

Fernando III acreditó su valor en numerosas ocasiones; era audaz y decidido, pero ponderaba sus acciones antes de emprenderlas, de gran fortaleza de carácter, era leal a la palabra dada, exigiendo con severidad su cumplimiento. Era generoso y tolerante con el vencido; su espíritu de justicia, su tenacidad y su carácter llano y humilde, sin pérdida de autoridad, eran proverviales. Al terminar las batallas, lo primero que hacía era visitar y atender a los heridos, habiendo sufrido las mismas privaciones y carencias, siendo el rey. Todo ello hacen de su figura un ser excepcional donde brillaron todas estas virtudes. En sus campañas se practicó el arte de defender y atacar plazas fuertes, arte de sitiar, utilizando ingenios o máquinas de asalto, restaurando los castillos una vez conquistados.

Fue en 1804 cuando fue reconocido como protector espiritual, santo patrón de los Zapadores Minadores (precursores de los ingenieros militares) . En 1961 se reconoció canónicamente a san Fernando como patrono del Cuerpo de Ingenieros.