Con 60 años recién cumplidos, Rosendo Alonso celebra sus 25 años como jugador del ADEMI Tenerife, equipo de baloncesto en silla de ruedas. Llegó al club en la temporada 89/90 y desde entonces ha sabido compaginar su labor profesional con el deporte.

Sesenta años, pero usted que no piensa en ceder su silla.

Bueno, ahí estamos. Lo de continuar en el equipo depende del entrenador que esté la próxima temporada. A mi me queda cuerda para rato.

En 25 años se ha visto la evolución en las sillas de ruedas.

Y tanto... Las de aquellos años pesaban 15 o 16 kilos y con las que jugamos ahora apenas son de 7 kilos, con una autonomía impresionante. Si las llegamos a tener en los ochenta, cuando tenía 35 años, hubiéramos hecho grandes cosas. La vida evoluciona.

¿Por qué el baloncesto?

De pequeño gateaba, de joven y mayor cojeo. En aquellos años sólo podíamos hacer halterofilia, incluso con dos cacharros me fabriqué mis propias pesas. Pero yo ambicionaba hacer algo más en el deporte colectivo. Un compañero me dijo que se había creado el ADEMI y que tenía un equipo de baloncesto en la Casa Cuna. No lo dudé y fui con las ganas de comerme el mundo. Me machaqué en los entrenamientos al tiempo que aprendía las reglas y, finalizando la temporada 89/90 el entrenador Manolo Rodríguez López me invitó a jugar unos minutos y desde aquel momento al día de hoy no he dejado de jugar.

¿Más satisfacciones que desengaños en esos 25 años?

Las carencias económicas para afrontar los gastos, el cansancio de los viajes, el sacrificio de todo deportista de entrenar, las victorias, el compañerismo... Lo mezclas todo y solo valoras las sensaciones positivas, el ser deportista y lograr para tu tierra dos ascensos a la División de Honor. Miro hacia atrás y me siento orgulloso de esas miles de horas que he dedicado al deporte.

¿Ha sido el Cabildo un aliado?

Sin duda. Desde el primer proyecto que se le presentó, siendo presidenta Candelaria Vera, el Cabildo de Tenerife nos ha respaldado. En la etapa de Paulino Rivero se le dio el visto bueno, comprándonos las sillas y facilitándonos las instalaciones. Esa misma predisposición ha hemos tenido con José Manuel Bermúdez, en la consejería de Deportes, posteriormente con Dámaso Arteaga y ahora con Cristo Pérez.

En los inicios el ADEMI trabaja la natación y el basket.

Así es, dos actividades que fueron siempre de la mano, si bien se han añadido otras modalidades.

Rosendo Alonso, que trabajó muchos años en la linotipia de La Tarde, jugaba y hacía las crónicas.

Llegué a odiar jugar en casa por la lata que me ocasionaba el tener que ir a la sede del club, sacar los puntos y hacer la crónica en la máquina de escribir. Y como no existía el fax las llevaba en coche a cada redacción de periódicos y radios. Y no es porque estás delante, pero Agustín Arias era de los poquísimos que nos las publicaban en Jornada Deportiva (se ríe).

Siendo jugador-entrenador logró los dos ascensos.

Es verdad, pero debo reconocer que en el 93 teníamos a grandes jugadores; un equipazo. Algunos llegaron a ser internacionales con España, caso de Maqui o después con Muiño. Fue un éxito enorme el subir a la élite y competir con los grandes de la Liga siendo un club modesto con chicos de la cantera. También nos clasificamos para la Copa del Rey.

¿Un entrenador?

Han pasado muy buenas personas a dirigir al ADEMI, pero si tengo que citar me quedo con Manolo Rodríguez y Carlos Báez.

¿Y la labor social?

Es intensa. Incluso el club tiene una escuela de baloncesto. Jóvenes y mayores que están aprendiendo a trabajar con una silla. Una de las mayores satisfacciones es la de formación.

Su hijo fue subcampeón del Mundo de taekwondo y mejor deportista de Tenerife.

Cuando pequeño dedicó muchas horas a la actividad deportiva y destacó en el taekwondo. Ha logrado grandes éxitos a nivel nacional y mundial y ahora ejerce como entrenador en el extranjero. En casa nos sentimos muy orgullosos.

¿Es complicado arbitrar un partido?

Son las mismas reglas del baloncesto a las que se les añade los contactos entre sillas. Lo peor es contar con más árbitros que piten nuestros encuentros. No hemos encontrado mucha predisposición por parte del Comité de Árbitros porque organizamos cursillos, con presencia de un árbitro internacional, y solo vino una persona. Les invitamos a que vean los partidos para que puedan entender las normas añadidas y no aparecen. En la asignatura pendiente.