Los pisos que ofrecen las entidades bancarias no son siempre más baratos frente a los ofrecidos por agencias y particulares. Además, un precio inferior es consecuencia del estado de la vivienda y de la necesidad de una "profunda reforma". Esta es la conclusión que se desprende de un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

A pesar de la creencia popular, que el banco sea el titular de un piso no es garantía de que se trate de una buena oportunidad. Así, tras un análisis de 54 ofertas inmobiliarias, el estudio refleja que la mitad de los pisos de los bancos visitados necesitaba una reforma, que en algunos casos debía ser completa.

De esta forma, aunque el precio inicial de la vivienda pueda parecer una oportunidad por suponer un bajo precio, el coste final, incluidas las reformas necesarias, puede resultar elevado. Además, hay que tener en cuenta que a ese precio hay que añadir los gastos de compraventa que, según la comunidad autónoma, puede ascender al 14% del valor.

Asimismo, la financiación que se obtiene no siempre supone una ventaja, según la organización. Los diferenciales habituales ofrecidos por la banca se sitúan entre el 1,6% y el 3%, según el grado de vinculación con la entidad mediante la contratación de otros productos. En este contexto, el estudio muestra que el diferencial más barato se sitúa en un 0,9% para un piso con un precio elevado.

En esta línea, el análisis destaca que la mayoría de los bancos financian el 80% del valor de la vivienda, si bien en 3 de los casos se ofreció la financiación del 100%, aunque con unas condiciones menos ventajosas por el tipo de interés y los gastos añadidos.

Así las cosas, OCU recomienda tener en cuenta que, al comparar precios entre agencias, bancos y particulares, estos últimos no cobran comisión al comprador, mientras que algunas agencias sí lo hacen. Además la organización aconseja no invertir en una vivienda que supere cuatro veces los ingresos familiares netos.

En este contexto, manifiesta que el ladrillo tiene riesgos, elevados gastos de adquisición, impuestos y gestión, y escasa liquidez. De esta manera, afirma que "no se trata de una inversión comparable con los depósitos a plazo fijo". Así, la organización indica que para que una inversión en vivienda sea rentable, la rentabilidad de esta debe superar el 5% para compensar los gastos de la compra, los del alquiler, el riesgo de impagos y los desperfectos.