"En el momento y lugar equivocados". Así resumen el malestar que arrastran desde la semana pasada los representantes de los 583 fallecidos en el accidente que se produjo en Los Rodeos en marzo de 1977 entre dos Boeing 747, uno de la línea aérea KLM y otro de la Pan Am.

La queja se produce después de que familiares de las víctimas se encontraran cerrada con una barrera, hace unos días, la carretera de acceso a Mesa Mota, enclave que alberga, junto al abandonado inmueble municipal, el monumento que se levantó para honrar a los muertos.

Según expuso la asociación de víctimas en un comunicado, esta prohibición afecta a los familiares "en el fondo de sus corazones", pues muchas de las víctimas que murieron en una de las mayores catástrofes aéreas que se recuerdan no pudieron ser identificadas en ese momento -aún no estaba disponible la investigación del ADN-.

Debido a esta circunstancia, relata el colectivo, este enclave "especial" significa para muchos familiares sobrevivientes "el lugar de descanso final de sus seres queridos".

No obstante, la queja de la asociación de víctimas no solo viene por la existencia de la mencionada barrera que impide el acceso de vehículos hasta cerca del monumento y que el Ayuntamiento de La Laguna justifica por el peligro de desprendimientos de árboles y ramas en la zona.

La asociación está dolida, además, por la dejadez mostrada por las administraciones. En este caso por el Consistorio lagunero y el Cabildo de Tenerife.

En este sentido, el colectivo de familiares critica que las "autoridades locales" no respondan a los escritos "de gran preocupación" enviados por la asociación de víctimas.

Además, lamenta la respuesta que obtuvo la junta directiva, la semana pasada, cuando se trasladó a Tenerife para poner en conocimiento de las autoridades esta problemática.

"La junta directiva de la fundación viajó especialmente en nombre de los familiares sobrevivientes a Tenerife para discutir esto con las autoridades. Allí, en la semana antes de las elecciones, se les dijo que llegaron en el momento y el lugar equivocado, pues el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, y el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, no estaban disponibles para hablar con ellos".

"El 27 de marzo de 1977 también había mucha gente en el momento equivocado y en el lugar equivocado", enfatiza la asociación de víctimas, que subraya también que "las autoridades de la isla no pueden buscar el tiempo para hablar con los representantes de los 583 muertos y sus familias".