Recurre a una frase propiedad del poeta alemán Michael Kruger ("A veces la infancia me manda una postal") para establecer una conexión entre la infancia y la curiosidad de un periodista que se dispone a comenzar una entrevista. Juan Cruz Ruiz (1948) acaba de publicar "Toda la vida preguntando" (Círculo de Tiza), una antología formada por 30 entrevistas a escritores que el próximo 24 de junio presentará en la sede del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias del Puerto de la Cruz. El origen de este proyecto hay que buscarlo en una incompatibilidad entre su puesto de adjunto a la dirección del periódico El País y el sello editorial que finalmente acabó dando vida a un libro que ha prologado Mario Vargas Llosa, uno de los nueve Nobel que contestan sus dudas en las páginas de "Toda la vida preguntando": Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, José Saramago, Orhan Pamuk, Doris Lessing, Imre Kertész, Le Clézio y Günter Grass. Enemigo de las entrevistas de compadreo, Cruz Ruiz defiende la idea de que en cuanto el entrevistador y el entrevistado cruzan sus miradas se establece "un acuerdo tácito en el que las partes fijan sus posiciones. La del periodista es no rehusar ninguna cuestión y la del entrevistador contestar lo que le venga en gana... A partir de ahí se crea la esperanza de obtener la respuesta soñada, pero eso es algo que no hay que obtener acosando al personaje, es decir, que esta debe fluir de forma natural y tiene que contener la misma calidad de su respiración. Con amenazas y recurriendo a un tono agresivo es imposible hacer una buena entrevista", recomienda el Premio Canarias de Literatura (2000) antes de recuperar una secuencia de su estreno. "Yo siempre he sido bajito, pero en mi primera entrevista tuve que subirme a una banqueta para telefonear a un entrenador de fútbol que dirigía a un equipo de Primera Regional (Vicente Gimeno). Yo solo tenía 12 años", incide Cruz Ruiz. La entrevista que todavía está por escribir la estaba "cocinando" cuando atendió la llamada de El Día. Y es que este comunicador de mirada atenta, Premio Nacional de Periodismo Cultural 2012, ya tenía anotadas en su libreta las claves de la conversación que iba a mantener con el argentino Ricardo Gil Lavedra, abogado, juez y político que abanderó el juicio que condenó a los gobernantes que ejecutaron el Proceso de Reorganización Nacional. De las injerencias que se pueden crear en torno a una publicación, Juan Cruz Ruiz dice que nunca ha dejado de escribir por presiones, aunque sí que ha tenido que convivir con ellas. En ese punto utiliza como ejemplo un hecho que le ocurrió con un exministro y barón del PSOE que no solo le planteó la posibilidad de leer la entrevista antes de ser incluida en una edición del periódico, sino que amablemente se ofreció a consensuar preguntas y respuestas. "Una vez José Bono me pidió reescribir una entrevista; o se cansó o le gustó, pero no tocó ni una palabra. Estoy convencido de que me lo pidió apelando a un espíritu editor que le llevó a querer participar activamente en aquel pacto, pero se lo debió pensar mejor...", revive el Premio Benito Pérez Armas ("Crónica de la nada" / 1973) y el Premio Azorín ("El sueño de Oslo" / 1988) segundos antes de recalcar que "políticos y artistas no son unos elementos fáciles de entrevistar porque suelen decir lo mismo", añade antes de que el entrevistador le pregunte por los futbolistas. "Esos no tienen mucha materia, pero el alma les hace ofrecer unas respuestas que en ocasiones son muy interesantes", concluye.