El concepto surrealista lo entiende como esa actitud de "imaginarte cualquier cosa", asimilarla y traducirla en un lenguaje artístico, sea el formato que sea; "a tu manera", dice, desde el principio asumido de la libertad personal, porque cada cual tiene una manera de representar sensaciones, impresiones, el mundo de lo onírico.

Así habla la artista María Pisaca Gámez (Santa Cruz de Tenerife, 1971), una fotoperiodista de a diario que exhibe su trabajo "El sueño de la sirena" (60 x 80), una de las 76 obras que cuelgan en la muestra "80 años de surrealismo en Tenerife", que va a permanecer expuesta al público en el Círculo de Bellas Artes de la capital tinerfeña hasta el próximo 11 de junio.

Desde un corazón de eterna niña, María descubre que siempre se ha sentido "fascinada por las sirenas", tanto en el caso del cuento, "aunque La Sirenita acaba muy mal a pesar de que Disney haya querido endulzar el desenlace", hasta las historias de Ulises y las aventuras de su viaje de regreso a Ítaca.

Esta figura mitológica que ha sido idealizada, idolatrada y hasta amada por marinos, viajeros y artistas a lo largo de los tiempos, representa para esta fotógrafa "un elemento que simboliza lo surrealista", y más allá de plantearse si se trata o no de algo real, Pisaca sostiene que está presente en su imaginario.

Con su obra "El sueño de la sirena", la fotógrafa narra una historia muy particular, la de una sirena a la que le gustaría vivir parte de su existencia en el medio terrestre, pero sin perder su condición mitológica de ser marino.

A partir de ahí concibió una escena en la que, según describe la autora, "la imagen de la sirena surge en la misma orilla de la playa", en un deseo de adoptar una forma humana, "pero al tiempo, y para no perder su condición mitológica, construye a su alrededor un ambiente mágico de rocas y mar que lo envuelve todo".

Se trata de un paisaje reconocible que María Pisaca pide "prestado" al "disco duro" de su memoria visual, en el que guarda las imágenes de la playa de La Tejita y otros elementos que forman parte de la naturaleza viva de la Isla.

En el fondo, también ella ha visto cumplido su objetivo: "Mi deseo era conocer a una sirena y gracias a esta fotografía lo he conseguido", explica con un brillo en los ojos. "Desde ahí, ella y yo establecemos un diálogo".

María relata que hace unos días observó cómo dos jovencitas se detenían delante de "El sueño de la sirena" y permanecían durante unos diez minutos analizando la fotografía. Y sintió que, como a ella, también la sirena "las había atrapado".

De la muestra, Pisaca habla de un conjunto "compensado", en el que hay obras "que me chiflan y otras que no entiendo, pero eso es también surrealista".

Lo que sí percibe como real es la convivencia de pintura, escultura, fotografía... Un todo.

La mirada "daliniana" de Quino Zoncu

Surrealismo analítico es el punto de partida de la propuesta que el artista argentino Omar Marcelo Zoncu Dévoli, cuya identidad creativa se corresponde con Quino Zoncu, exhibe en el programa de "80 años de surrealismo en Tenerife". "La encajera", un óleo sobre tabla de 65x70 centímetros, es su reinterpretación sobre la obsesión de Salvador Dalí con "La encajera de Vermeel y los cuernos de rinoceronte". "Me gusta pintar cosas que transmitan emociones que sitúen al ser humano en una encrucijada", avanza sobre la pintura que exhibe en la actualidad en el Círculo de Bellas Artes de la capital tinerfeña. Ubicando el cuerno en un primer plano y la encajera en un segunda línea -con una máscara que plasma el cara de Dalí- Quino Zoncu busca una conexión entre el rinoceronte que trata de perforar la cara de la protagonista. "Ese diálogo visual entre la obra y el espectador es fundamental en todas mis creaciones". Nacido en la localidad bonaerense de San Martín, el impulsor de esta versión de "La encajera" se formó en materias vinculadas con el Diseño Gráfico y la Publicidad. "¿Vivir del arte? Eso es algo que aún no me puedo permitir", destaca un empresario que dirige un negocio de impresión gráfica y publicidad. "Hace unos años ya mostró algunos diseños en La Recova, pero el mundo de las exposiciones es muy complejo", reitera un artista que sitúa por delante de sus composiciones un mensaje muy definido que tiene que ver con generar emociones a unos destinatarios que son invisibles. Y es que Quino Zoncu afirma que "utiliza el surrealismo para revelar y transmitir la realidad, pero también para asociar una emoción con una imagen", reivindica un grabador que no duda de que "el arte puede ser un pasadizo hacia una conciencia elemental que nos permite explorar y reflejarnos". Esos puntos de unión entre dos mundos es, sin duda, lo que el argentino ha querido plasmar en una pieza de medio formato en la que analiza cuidadosamente la pintura de Vermeer a partir de la traducción de Dalí. "De alguna manera esa obsesión se plasmó con claridad en una composición que sigue los planteamientos que presentes en todos los diseños que forman parte de una serie dominada por este surrealismo analístico", concluye.