Casi siempre, de los títulos de cualquier género musical, grande o pequeño, nos centramos en los compositores y olvidamos a los libretistas, cuando realmente la base principal de cada obra es la narración que se representa. Muchas de las grandes historias de la zarzuela han sido escritas por los más importantes dramaturgos y escritores de la época, aunque no les hayan tenido en cuenta. La representación de "La del manojo de rosas" que vimos la semana pasada en el teatro Guimerá tiene su haber gracias a dos ilustres libretistas, Francisco Ramos Castro (Madrid 1890-1963) y Anselmo Cuadrado Carreño (Segovia 1896-1952). El primero de ellos fue un prolífico escritor con más de cien obras a sus espaldas, periodista de los buenos, colaborador de importantes periódicos, y un gran zarzuelero. Colaboró con Cuadrado en este manojo y además es autor de "Me llaman la presumida". En cuanto a Cuadrado, fue un extraordinario dramaturgo y tiene en su haber muchas colaboraciones con Fernández de Sevilla, autor de una de las obras más importantes del género lírico español, "La del Soto del Parral".

Ante una música tan celebrada como la que compuso Pablo Sorozábal, ellos aportaron un texto castizo, chispeante, y lleno de ternura, que sigue vivo y parece que no han pasado los años. El mundo sigue igual, el chico se enamora de la chica con una condición social más baja, pero los avatares de la vida hacen cambiar la situación, y su padre pierde su fortuna y el de ella la encuentra. El enredo final culmina con positividad, reencontrándose y todos felices. La forma en que los autores ensartan a los personajes y los hacen creíbles es lo que realmente envuelve al espectador, que en apenas dos horas les mantiene tan interesados en la trama que no desean que finalice la función. Todo ese ocurrente texto, junto con pasajes musicales bellos, alegres y chispeantes, hace que esta, igual que muchas otras zarzuelas, sigan teniendo su espacio después de casi cien años de estreno.

Los Amigos de la Zarzuela propusieron este título para el Festival de Zarzuela, y el público lo recibió con mucho interés, echando de menos más propuestas de repertorio, pero como dijo el director general de Cultura, es poco pero sustancioso. Seguimos a medio gas económicamente, pero lo importante es presentar obras con gran calidad de escenografía y vestuario, y buenos intérpretes, un elenco con 90% de artistas canarios.

Espasa lo interpretó Pepe Batista, consumado actor de Las Palmas, quien introduce al sabelotodo en la línea medular del espectáculo. Con acierto, seguridad y muy desenvueltos estuvieron: Alicia Rodríguez como Doña Mariana, el consagrado José Luis de Madariaga, que fue Don Pedro; Javier Jonás, que hizo a Don Daniel, y Chano Pérez, Carlos Rojas y Daniel Hernández, que fueron el del mantecao y los parroquianos, respectivamente. Simpático el inglés de Nacho Oliva, que arrancó una gran ovación, y cantando e interpretando con soltura su Clarita, la estupenda Noelia Guidi.

El barítono madrileño Álvaro Lozano tiene una voz importante y es un gran actor, buena presencia en escena, seguridad en los altos y un poco más flojo en la media voz, pero es joven y con buena dirección podrá ser un buen barítono para zarzuela.

Tres fueron los debutantes de este manojo de rosas. Pedro Noel, que como actor y cantante hizo muy bien su papel de Capó, y cuyo enredo del caló gitano gustó mucho. Agradable sorpresa fue Néstor Galván como Ricardo, quien sale del coro para mostrar buenas maneras, y despuntar como candidato a próximos papeles. Y el debut de Tairuma Méndez como Ascensíón y triunfadora de la noche. Esta joven icodense demuestra que la inagotable cantera de cantantes e intérpretes de la tierra no cesa. Con inmejorables cualidades físicas y una hermosa voz que debe trabajar, mejorar y pulir su buena técnica, hizo su papel con solvencia y seguridad, apoyándose en los resonadores o lo que los italianos llaman "la máscara". Trabajando logrará que la voz le corra mucho más. Fue sin duda un gran éxito apostar por ella.

Contar con artistas canarios que te resuelvan una representación es gracias a la labor de escena de Carlos Durán y la perseverancia del maestro Rubio, trabajando con ellos la parte musical. Tenemos una cantera envidiable.

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