La Dársena Pesquera de Santa Cruz ya tiene un espacio reservado, en concreto una plaza, para "el coreano"; así, en singular. Detrás se esconde el reconocimiento colectivo a un país (con dos estados) y una cultura. Lejanos en la geografía, pero que, aunque mucha gente no lo sepa, está históricamente vinculado con la capital tinerfeña a través de un sector en el que los asiáticos han sido líderes: el pesquero.

La rotonda de acceso a la Dársena ya queda para siempre como tributo a esa relación desde el pasado sábado. Y es de justicia. Aún se recuerdan aquellos partidos de voleibol, uno de los deportes más practicados en Corea, disputados en canchas improvisadas, apenas un trozo de tierra o piche con una red levantada en medio. En una época llamaban la atención por inusuales a los que iban o venían hacia y desde San Andrés o Las Teresitas.

La crisis mundial que afectó a las pesquerías también acabó en buena medida con las flotas que frecuentaban los puertos canarios, sobre todo los de Las Palmas y Santa Cruz. La coreana, por supuesto, pero también la rusa, entonces soviética, o la cubana.

Hay que tener en cuenta, además, que esta industria pesquera de los marinos coreanos en Canarias, cuyo auge se corresponde con la década 1970-1980, se efectuaba en unas condiciones muy duras y de extrema pobreza. Su flota, a la vez que utilizaba las instalaciones portuarias para abastecerse, descansar y cambiar las tripulaciones, estableció lazos que contribuyeron a mejorar la economía insular en una época difícil. Un homenaje merecido.