"La actividad es constante los últimos tiempos y se ve mucha gente jugando cada tarde, además de a familias enteras disfrutando de las canchas. Antes era impensable algo así y en este aspecto ha habido un cambio a mejor, es evidente". Así explicaba un vecino de Barranco Grande la situación actual de los dos polideportivos del barrio: el Domingo Mena, en la zona alta, y el de la calle Piñonero en la baja.

La acción de la tormenta Delta, en noviembre de 2005, "descarnó" ambas canchas al deteriorar de forma muy grave su vallado exterior. La última actuación municipal, el pasado diciembre, reparó el perímetro exterior de ambas infraestructuras además de la puerta principal del Domingo Mena, que estaba rota.

A partir de ahí, los propios vecinos y usuarios se han ocupado del mantenimiento con éxito, aunque también es cierto, apuntan las fuentes, "que no hay nada que llevarse al carecer de focos o vestuarios". Salvo algunas pintadas "incontroladas" en Piñonero, "la experiencia ha sido muy positiva. Ni se rompe ni se ensucia porque la gente considera que las instalaciones son suyas y las cuidan".

No hay vigilante ni un servicio especial para el cuidado de ambas instalaciones. Solo las acciones puntuales de limpieza desde el distrito Suroeste o el área de Servicios Públicos a través de la empresa Urbaser. Consisten, entre otras labores de mantenimiento, en la retirada de las malas hierbas o ramas que se puedan acumular en el entorno y la limpieza de la superficie de juego.

En el polideportivo Domingo Mena, ubicado en la zona de Las Veredillas y dedicado (previa petición de la AV El Molino) al boxeador nacido en el barrio que fuera campeón de España de los pesos medios en 1956, se demolieron los vestuarios, ya que eran un foco de marginalidad y llegó a tapiarse dadas sus malas condiciones. No tiene gradas y los vecinos ha pedido en varias ocasiones "que se teche" y esa es una posibilidad "a valorar a largo plazo".

En cuanto al recinto de la calle Piñonero, situado por debajo del centro de salud, cuenta con un graderío que ha sido "repasado" por algún artista callejero.

Un mal menor, pese a todo, dentro de un panorama de mejoría evidente porque cuando alguien considera que la infraestructura es suya la conserva e impide que otros la rompan. Un posible ejemplo futuro para los polideportivos de todo el municipio.