Mi buen amigo y compañero en el grupo de Sabanda Juanito "Mr. Karson" es hoy el protagonista de varias anécdotas que dispongo a narrarles. No recuerdo en qué actuación fue, pero lo cierto es que estaba tocando las huesera con una castañuela, cuando en determinado momento, sin duda por coraje e ímpetu que le estaba echando a su trabajo, la castañuela se le zafa de la mano y fue a parar a la quinta puñeta, y como no era cuestión de estarla buscando, el Calzones, en un alarde de ingenio abre su boca, se saca su dentadura postiza, sustituyéndola por la citada castañuela, y siguió tocando con su prótesis dental la huesera como si no hubiera pasado nada.

Hubo un tiempo en que Los Sabandeños -que, por cierto, harán su cincuenta aniversario en el año 2018, al crearse en 1968- viajábamos mucho entre las islas y cuando en el avión ya estábamos sentados listos para el despegue, se oía a la azafata indicando que nos abrochásemos los cinturones, apagáramos los cigarrillos y que pusiéramos el respaldo de los asientos en posición vertical, y automáticamente el Calzones le decía en alto a Quique el Peta: "Oíste lo último que dijo la azafata, tío Quique?", y claro, el descojone entre todos era general, y así en todos los viajes segundos antes del despegue y cuidado que cogíamos aviones.

Otra anécdota ocurrió en su propia casa, en la Hoya de Abajo, en Punta del Hidalgo, pues una noche de gran "movida" se agarró un fuerte pedo al empezar por cervezas, seguir con unos vinos y terminar tomando "agua de Escocia", que es como mi amigo el registrador de la propiedad Ceferino Espinosa Brito llama al whisky. Al día siguiente, tenía una resaca que se moría, y al atravesar un pequeño pasillo para lanzar por sexta vez la "mascada", vio en la pared un cuadro colgado del Cristo de La Laguna, y, sin pensárselo dos veces, se pone de rodillas delante del Moreno, hace la señal de la cruz y compungido le dice: "Cristo de La Laguna, te juro que no voy a beber más".

A la media hora pasa por su casa el también amigo y exsabandeño Gonzalo Bravo de Laguna para decirle que en el restaurante Pepe el Abogado estaban esperando dos extranjeras y necesitaba que le echara una mano (nunca mejor dicho), con la segunda güiri, a lo que el Calzones, de espíritu más que solidario le dijo que contara con él y que se iba a sacrificar, todo fuese por quedar bien ante la güiri y de paso, con su sentimiento de patriota, y antes de salir al encuentro de la extranjera, se acordó del juramento hecho al Señor de La Laguna, y sin titubear se acerca al cuadro del Crucificado y le dice: "Señor, perdona la caña que te mandé antes".

El Calzones en su día se había comprado un pequeño barco de poliéstar o PVC y quería ponerle por nombre "Sabandeño", yendo incluso hasta la finca de Sabanda, en cuyo Castillo veraneaba don José Peraza de Ayala, barón de Ayala, al que los punteros por aquello de barón lo llamaban cariñosamente "el Macho de Ayala", al objeto de pedirle autorización para ponerle a su barco el nombre de "Sabandeño", obteniendo el "placet" del noble.

Ya se había ido del grupo el Calzones de forma voluntaria, cuando una noche el "mala milk" del "Petudo", a las cuatro de la mañana, baja al Puertito portando un tarro de la misma pintura de la que estaba pintando el nombre del navío a su nombre y le antepuso la palabra "ex", por lo que el nombre del bote pasó a ser "Exsabandeño".

Olivaradas: En las recientes elecciones a rector(a) de la Universidad de La Laguna hay que reconocer que un candidato tenía "mastirón" que la otra candidata, que ganaba en Alegría, a su adversario Antonio Mastirón Cejas. De inmediato pensé en tres personas que ya no están en su entorno, como lo son su esposa y sus padres, José María y Guadalupe.

*Pensionista de larga duración y coleccionista de esquelas curiosas