El jueves de las alfombras, el día de la Infraoctava del Corpus Christi en La Orotava, es una fiesta de los sentidos, una gran muestra de fe y arte efímero, pero también el día del orgullo villero. Los alfombristas se encargan de engalanar las calles con diseños realizados solo con flores y material vegetal, y los vecinos de la Villa disfrutan y presumen de una celebración única que reúne a miles de personas llegadas de muchos rincones de Tenerife, Canarias y el resto del mundo.

Los alfombristas iniciaron el día a las siete de la mañana con el repique de campanas y la tradicional misa de las 7:15 horas. Los grupos responsables de las 36 alfombras del recorrido se repartieron unas 1.500 cajas de flores y pétalos, y unas 1.200 bolsas de brezo verde, marrón y negro. Colores que se logran mediante el tostado de las ramas.

Liborio Valencia, alfombrista y uno de los responsables del deshoje de flores que se realiza en los días previos, destaca que "las flores no se pesan, pero la cantidad es enorme porque hay que llenar 1.500 cajas ya deshojadas". Cada año, la disponibilidad de flores varía: "Tanto por las fechas como por la producción o las condiciones meteorológicas". La gran cantidad de material vegetal se obtiene de donaciones de empresas productoras de flores, de extracción controlada y, una parte menor, de la compra. Es la logística de un arte.

Miles de personas pasearon ayer por las calles de la Villa desde primera hora de la mañana hasta la tarde, cuando la magna procesión del Santísimo pasó sobre los tapices creados por más de 300 alfombristas de todas las edades. La presencia de niños, jóvenes y mayores volvió a dejar claro que el relevo generacional está garantizado en una tradición con 168 años de historia. Esta seña de identidad y orgullo villero empezó cuando Leonor del Castillo Monteverde elaboró frente a su casa, en la calle Colegio, la primera alfombra, allá por 1847.

"La huella del pasado sigue aquí presente"

Isaac Valencia Domínguez fue alcalde de La Orotava entre 1983 y 2013, y formó parte de la corporación municipal entre 1979 y 2013. Pero este histórico político nacionalista tiene aún más experiencia como alfombrista, ya que se encarga del corrido número cinco desde 1953. Tras 62 años, su gran orgullo es que "hay ilusión y continuidad, y ahora la mayor parte del trabajo la realizan los niños. Hay una regeneración, pero sin que se haya perdido la base del trabajo. Se mantiene la esencia de la tradición y se trabaja como antiguamente. La huella del pasado sigue aquí presente. Ese es nuestro sello de calidad y cualidad". Valencia valora además la gran afluencia de público, "que demuestra que el foco de atención de Tenerife está estos días en La Orotava. ¿Por qué? Porque aquí encuentran algo singular. Alfombras se hacen en muchos sitios, pero como estas no hay otras. Son únicas. Por eso la sede de la Asociación de Alfombristas del Mundo está en La Orotava. Y por eso no podemos bajar el listón ni un milímetro".