Constituida la mayor parte de los ayuntamientos de las Islas, en algunos casos después de tensas negociaciones, llegó la hora de ponerse a trabajar, pues no hay tiempo que perder. Se acerca, además, el periodo estival, lo que traerá consigo la paralización de la maquinaria de muchas administraciones, con lo cual lo que no se haga ahora tendrá que esperar hasta, al menos, septiembre. No se trata de pedir que los representantes públicos, recién elegidos, se queden sin vacaciones. No. Pero ya que muchos acaban de aterrizar en sus nuevos cometidos, harían bien en hacer un pequeño esfuerzo para, antes de abandonar sus labores, dejar resueltos los asuntos más urgentes y encaminados el resto. No se puede esperar a que termine el verano para poner en marcha otra vez las distintas corporaciones locales e insulares -estas quedarán conformadas el próximo viernes-, pues las dificultades con las que se encuentra el vecino a diario no se toman vacaciones. Hay que aprovechar el impulso inicial, las ganas de cambiar las cosas e, incluso, el inicio de un nuevo mandato para dar el empujón a esos asuntos que llevan tanto tiempo estancados o que, simple y llanamente, duermen un largo sueño escondidos en alguna gaveta. Es el momento de marcar prioridades; de concretar cómo se van a hacer realidad las promesas efectuadas hace tan solo unas semanas, con motivo de las elecciones. Ha llegado, por decirlo de una forma sencilla, la hora de la verdad. Ya no hay excusas que poner ni tiempo que perder, hay que empezar a trabajar.

La semana que ahora culmina ha dejado dos buenas noticias para Tenerife. Por un lado, el martes, en París, el Consejo de Coordinación Internacional del Programa MaB de la Unesco otorgaba el título de reserva de la biosfera al Macizo de Anaga. Una distinción que supone un sello de calidad para este singular enclave de la Isla, que abre la puerta a un buen número de ventajas y permite garantizar el futuro de un patrimonio natural y cultural, así como mejorar la calidad de vida de sus habitantes. También esta semana, por fin, el Gobierno de Canarias cedía al Cabildo de Tenerife la gestión y conservación del Parque Nacional de Las Cañadas del Teide, junto a una serie de competencias como la de planificación, investigación e inspección. Se daba así por terminado un largo proceso que llevó incluso a amenazar al anterior presidente de la Corporación insular tinerfeña, Ricardo Melchior, con su abandono de Coalición Canaria. Se trata, tal y como señaló el actual titular del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, de todo "un reto", pues se trata de gestionar "con eficacia esta joya de la humanidad".

Antes de terminar, unas palabras de aliento para los vecinos de Bajo la Cuesta, en Candelaria, que viven angustiados por la amenaza de un posible derrumbamiento o la alternativa de tener que desalojar sus casas, con todo lo que eso supone. Aunque no es una situación nueva, pues desde 2010 tienen sobre ellos esta espada de Damocles, las administraciones públicas deben ser conscientes de lo que están sufriendo.