Quién se lo iba a decir. En pleno camino de vuelta de su larga y brillante carrera encontró la cumbre. María José Pérez, la gran artífice del ascenso más deseado, se ha convertido en una estrella del deporte en su tierra. "Estoy en una nube, disfrutando este momento. No nos esperábamos todo esto, ni el recibimiento del domingo y nos deja supercontentas", decía ayer desde el bar donde trabaja. "Soy jugadora de Primera División, pero eso no me da para vivir. He tenido que venir a trabajar esta mañana -por ayer-. No me queda otra, soy seria en lo que estoy y aunque he dormido solo una hora, vine a trabajar".

La portentosa demostración que protagonizó el domingo, precisamente el día más importante para su equipo, ha calado entre la afición futbolística tinerfeña que lo vio por televisión. El partidazo del Granadilla y la actuación de María José han allanado los planos de popularidad que le estaban negados al fútbol femenino. A partir de ahora será diferente para ellas: hay un antes y un después del ascenso, en cuya consecución María José Pérez (Marijose, como la conocen sus compañeras) tuvo un papel tan sobresaliente que nadie puede resistirse a valorar como esencial, por más que haya sido este un éxito coral de un gran equipo y todo su entorno.

En cifras, María José marcó 53 goles en la Liga regular, fue la máxima realizadora del grupo de Segunda División, dato que es solo un aperitivo para su mes más memorable, el de las dos eliminatorias decisivas, ante el Levante las Planas y frente al Real Betis. De los 9 goles que hizo el Granadilla en esos dos cruces, ella ¡marcó seis! y dio dos asistencias. Solo uno de los tantos del ascenso no nació de sus botas. Pero todas esas cifras se empequeñecieron el domingo con su exhibición de técnica, habilidad, potencia, velocidad y definición. Marcó el 0-1 de cabeza, puso en bandeja el 2-2 a Ana en una jugada impresionante, logró el 2-3 con una superioridad insultante ante las defensoras béticas y, como guinda, colocó en el palo una falta lanzada con un golpeo maravilloso. Pura genética, porque es innegable su parecido en cada gesto con su primo Ayoze Pérez.

"Hace muchos años que conozco a María José y nunca la había visto en un estado de forma tan impresionante", aporta Andrés Clavijo, asombrado ante la explosión de una jugadora a la que conoce como nadie. De hecho, la tuvo a sus órdenes en el representativo, en los precedentes asaltos al ascenso, y también mucho antes en su fase de formación. "La he seguido desde que formó parte de nuestra la selección sub''18".

Su presencia en el programa "Que se sepa" de Radio nos ayuda a descubrir una cualidad más de "10" del fútbol femenino tinerfeño: su humildad. "Todavía no se ha hablado nada del año próximo, es verdad que ayer (el domingo) me llamaron de otros lados, pero yo voy a jugar el próximo año con el Granadilla en Primera División, sí o sí", asegura la jugadora, que guiará a muchas de sus compañeras en una experiencia que ella conoce bien, no en vano ya militó varias temporadas en la elite, en el Sabadell y en el Puebla de Extremadura. Ahora, con el Granadilla, se plantea las cosas de otra manera. "Mientras tenga mi trabajito y me den para los gastos que trae consigo bajar al sur cada día, ya estoy contenta. Me encanta lo que hago. Luego, si me dan algo de dinero, pues mejor, todo hay que agradecerlo", dice esta crack, asombrada de que, en su primer día después del éxito, la gente la pare por la calle y le pida una foto para la posteridad.

El fútbol femenino ha pagado su deuda con todas ellas.