El duelo entre las grandes estrellas individuales, el alero LeBron James, y el base Stephen Curry, se mantendrá de nuevo en el sexto partido de las Finales que sus respectivos equipos van a jugar mañana, martes, en el Quicken Loans Arena, de Cleveland, casa de los Cavaliers, donde los Warriors de Golden State pueden proclamarse nuevos campeones de la NBA.

Al mismo se llega con todo favorable a los Warriors que tienen ventaja de 3-2 en la serie que disputan al mejor de siete después de ganar en el quinto por 104-91 a los Cavaliers, que fueron de más a menos y al final tuvieron que rendirse ante el mejor juego de equipo de Golden State, con Curry de líder.

El triunfo de los Warriors tuvo doble valor porque lo consiguieron ante James, que de nuevo a su llegada a Cleveland, como hizo la noche del domingo tras concluir el quinto partido, reivindicó que es el mejor jugador del mundo.

Como tal, James subrayó que saldría al campo para buscar la victoria en el sexto partido, que además es el único resultado que le vale a los Cavaliers si quiere seguir en la lucha por el título.

Hasta ahora James lo ha hecho todo en las series, ha batido marcas, le dio los dos triunfos que tienen los Cavaliers, pero en los dos últimos partidos, que han sido derrotas, se ha dado cuenta que ante el mejor equipo de la liga, con un líder seguro como Curry, su misión de héroe solitario cada día es más difícil y complicada.

A pesar de todo, la vuelta a Cleveland ha levantado la moral dentro del equipo y consideran que si luchan y mantienen la consistencia durante todo el partido como lo hicieron en el segundo y tercero, cuando en ambos alcanzaron el triunfo, están seguros que pueden empatar la serie (3-3) y forzar el séptimo y decisivo.

"Tanto la lucha, concentración y consistencias en todas las facetas del juego debemos recuperarlas de cara al sexto partido, pero sobre todo que cada uno de los compañeros den lo máximo en el campo", destacó James, que en el quinto partido se combinó para participar en 70 puntos de los 94 que logró equipo. "Debemos confiar en nuestro potencial y sin pensar que podemos y debemos ganar".

Tal vez la recomendación también le fue al entrenador David Blatt, de los Cavaliers, que sin que nadie sepa todavía cual fue la razón en el quinto partido de tener la mayoría del tiempo sentado en el banquillo al pívot ruso Timofey Mozgov, salió nueve minutos, por 33 en el cuarto cuando logró un doble-doble de 28 puntos -mejor marca como profesional-, y 10 rebotes.

Los Warriors tampoco lo saben, pero la acción favoreció la estrategia de Steve Kerr, el entrenador que está a un triunfo de ser el primer novato en lograr el título de la NBA desde que lo ganase el legendario Pat la Riley, en 1982, con los Lakers.

Kerr se decidió por dejar en el banquillo al pívot australiano Andrew Bogut, que no había sido factor ganador en los tres primeros partidos, y con el escolta Andre Iguodala en su lugar toda la historia de la serie cambió por completo.

Los Warriors recuperaron su condición de mejor equipo ofensivo de la liga, volvieron a mover la pelota como nadie, y como líder, al frente de todos estuvo Curry, que para nada reivindica la condición de mejor del mundo, aunque ya tiene el premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la liga, pero si que está con un grupo "ganador".

"No me preocupan ni las estadísticas, ni los premios, ahora mismo todos dentro del equipo tenemos como objetivo concluir la gran labor que hemos realizado durante la temporada y hacerlo de la única manera que siempre hemos jugado, como equipo", destacó Curry. "Nuestra posición es la que queríamos tener cuando iniciamos la campaña, ahora nos falta subir el último peldaño".

Curry reiteró que nadie dentro del equipo siente presión por lo que pueda suceder en el sexto partido, será otro más que jugarán, aunque son conscientes que el triunfo les dejaría con el título de campeones, el primero que lograrían los Warriors desde 1975.

"Esa valoración la tendremos que hacer después que hayamos logrado el triunfo que nos falta para proclamarnos campeones", valoró Curry. "La marca que yo pueda dejar dentro del equipo no es otra que el resultado del trabajo de todos los compañeros, sin la gran labor de Iguodala, Draymond Green, Harrison Barnes y Leandro Barbosa, en el quinto partido, el triunfo no hubiese sido posible".

Curry reiteró que ellos fueron, junto con el resto de los compañeros, tanto los que jugaron, como los que se quedaron en el banquillo, los que hicieron posible el triunfo porque volvieron a ser un equipo de verdad y ganador.