Los responsables de Coalición y el PSOE están "satisfechos" de cómo ha funcionado el pacto en cascada. Lo cual es como si se le preguntara al emperador japonés Hirohito sobre el final de la Segunda Guerra Mundial y considerara el hombre que el resultado fue satisfactorio. Al fin y al cabo Japón perdió la guerra, fue invadido, le tiraron dos bombas atómicas en dos ciudades y se cargaron a más de dos millones de ciudadanos, soldados y civiles. Pero pudo ser peor.

El pacto en cascada de nacionalistas y socialistas también pudo ser peor. Es decir, en los once municipios donde no se cumplió, los concejales desobedientes pudieron haberse enfrentado con bates de béisbol, navajas y puños americanos. Pero no. Sólo se dieron unos a otros por esa parte donde llevaban el motor los antiguos Volkswagen escarabajo.

El inquebrantable optimismo de los negociadores del pacto regional está consiguiendo el prodigio de que todo se las trae al fresco. ¿Que se les hunde el pacto en Santa Cruz? Pues se pone cara de disgusto, se suspenden unas horas las conversaciones y se regresa a la mesa diciendo que no ha sido para tanto. ¿Que en La Victoria se han fumado algo extraño y han hecho alcalde a un señor de un partido que tiene sólo dos concejales? Pues se le dice a Julio Cruz que no vuelva a llamar, que cuando habla cansado no se le entiende. ¿Que en el Puerto de la Cruz esa fenomenal política que es Sandra Rodríguez, que ha partido a Coalición en dos pedazos y ha perdido más de tres mil votos, quiere terminar el trabajo de demolición de los nacionalistas entregándole la alcaldía a un brillante y prometedor político del PP que se los va a comer crudos? Pues los dirigentes, con el patrocinio del Loro Parque, ponen cara de pingüinos. Una cosa así como que a ellos se las trae al fresco.

Si esto es un pacto en cascada, pues vaya mierdecilla de cascada. Un hilo de agua. No es que me esperase yo las cataratas del Niágara, habida cuenta de personal con el lidian los dos partidos, pero decir que las cosas han salido bien es estar más ciego que Rompetechos. La realidad es que en varios municipios la historia no ha terminado. Vamos a asistir a algunos cambios traumáticos en cuestión de pocos meses, si no antes. CC y PSOE van a pasar la pulidora del artículo 28 por algunos grupos municipales, que serán expulsados si no entran por la vereda del pacto. Cuatro años sin cobrar, como no adscrito, desanima a cualquiera. Hay gobiernos en minoría que tienen menos futuro que el Paquirrín en Supervivientes. Habrá cambios de alianzas, rupturas y algunas mociones de censura.

Pero, sobre todo, los ojos están puestos en La Laguna y el Cabildo de Tenerife. Javier Abreu lo tiene complicado para ser infiel, aunque se lo pida el cuerpo. Y Carlos Alonso sólo tiene que esperar a verlas venir. Si los pactos se van para el carajo, los de CC y PSOE dirán que podría haber sido peor. Y es verdad. Antonio Alarcó podría haber pedido afiliarse a alguno de los dos partidos.