La enciclopedia virtual Wikipedia ha sido galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional. Esta idea de crear una compilación de conocimiento en la red se le ocurrió en 2001 a un empresario estadounidense llamado Jimmy Wales ayudado por un filósofo, Larry Sanger. Y desde aquel año, no ha parado de aumentar sus contenidos. La magia de la tecnología que disfrutamos hace posible que la información vaya a la par de la actualidad y los datos pueden renovarse al instante, de manera que crece de forma constante. Una velocidad que desde luego sería la envidia de los enciclopedistas de la Ilustración.

A diferencia de aquellos ilustrados del siglo XVIII, el esfuerzo de reunir y divulgar saberes en la Wikipedia es hoy de miles y miles de personas que lo hacen, además, voluntariamente. Las cifras volverían locos de contentos a Voltaire y compañía. 37 millones de artículos escritos en 288 idiomas, incluidas lenguas indígenas. Acabo de entrar en su página web y en la edición española figuran 1.181.382 artículos. Y según he leído en la prensa, tiene unos 500 millones de visitantes únicos al mes y más de 25 millones de usuarios registrados, de los que 73.000 son editores activos.

Esto es precisamente lo que ha destacado el jurado que ha concedido el premio: "Su modelo democrático, abierto y participativo, en el que colaboran desinteresadamente personas de todas las nacionalidades, ha logrado poner al alcance de todo el mundo el conocimiento universal". Y además señala que a quien se premia es "a la sociedad civil, no a una institución oficial, sino a algo que ha sido creado por los ciudadanos".

La Wikipedia tiene sus fisuras. Hoy mismo he oído las quejas de personajes públicos sobre los que cualquiera puede editar en su biografía añadiendo información distorsionada o falsa. El mismo creador de la idea dijo hace unos meses, en una entrevista, que siempre están tratando de mejorar el software y, aunque es consciente de que habrá problemas, están intentando hacerlo lo mejor posible. Lo cierto es que, a pesar de los errores involuntarios o malintencionados, la página web de la Wikipedia es una de las diez más visitadas en internet.

Lo que me interesa destacar aquí es su origen colaborativo y global (subrayo "global"). Ahí es donde me parece a mí que radica el hecho diferenciador respecto a épocas anteriores en las que, indiscutiblemente, nuestros antepasados debieron cooperar para salir adelante o para subsistir directamente. Y lo hicieron alcanzando hasta donde su trozo de tierra y sus comunicaciones les permitieron llegar. Hoy, la colaboración en comunidad abarca todo el planeta. De ahí, su extraordinario poder. Y de ahí también su inmensa responsabilidad.

Howard Rheingold es un escritor, artista, profesor de la Universidad de Stanford (entre otras cosas), autor de un libro titulado "Multitudes inteligentes" del que yo he leído referencias de otros autores. Según Rheingold, "la multitud inteligente emerge cuando las tecnologías de la comunicación amplían los talentos humanos de cooperación. Pero los impactos de la tecnología que define la multitud inteligente ya han mostrado que pueden ser al mismo tiempo beneficiosos y destructivos". Colaborar para hacer el bien o colaborar para la destrucción. Ejemplos, más cercanos o más lejanos, tenemos todos los días en las noticias.

Por eso, al margen de las mejoras evidentes que necesita la Wikipedia para incrementar su fiabilidad, pongo el acento en que se premie la colaboración que nos hace mejores, o lo intente. El poder de la colaboración en el que reina la palabra "compartida". La palabra y los conocimientos no de unos cuantos, sino de millones de personas siguiendo su natural instinto de trabajar en grupo, de implicarse, o sencillamente de ayudarse.

@rociocelisr

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