Bajo el título "¡Música... maestra!", el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, en su sede lagunera de la Casa Lercaro, programa para hoy y mañana, a las 21:00 horas, una nueva edición del ciclo Nocturnos de Verano.

Con esta propuesta se pretende mostrar buena parte de la colección de instrumentos que este museo conserva entre sus fondos, algunas de cuyas piezas tomará entre sus manos la artista Fabiola Socas con el propósito de arrancarles sonidos de raíz, alternando con momentos para la narración, la instrucción y la música.

Son muchos los autores que se refieren a las manifestaciones musicales de las antiguas poblaciones que habitaban el archipiélago antes de la llegada de los españoles, enumerando una serie de instrumentos de carácter muy primitivo de los cuales ninguno ha llegado hasta nuestros días. Se hace alusión a membranófonos, algunos tambores y variantes de panderos, a idiófonos entrechocados, sonajas, etc. Los especialistas han estudiado ritmos y géneros que detectan reminiscencias prehispánicas en algunas de las variantes folclóricas que perduran en las Islas.

A raíz de la colonización se introducen otras variedades de instrumentos de la familia de los cordófonos y aerófonos, así como nuevas modalidades de membranófonos más complejos que los usados por las poblaciones nativas. La gran mayoría de ellos, sobre todo los usados en la música culta, han desaparecido o evolucionado en otros instrumentos que perduran, en algunas ocasiones, en la música popular. Tambores y bombos, panderetas y panderos o sonajos, castañuelas y chácaras, pitos y flautas, guitarras, laúdes y timples sobreviven, la mayoría de las veces, en la música del pueblo llano, aunque las fronteras entre estas dos maneras de manifestar la música resultan cada vez más difusas.