La constitución de los ayuntamientos hace ocho días, y de algunos cabildos, el viernes y ayer, ha dejado algunas perlas que no deben ser pasadas por alto, sobre todo en Tenerife, pues determinados dirigentes de la isla de enfrente han empezado a enseñar la patita y no precisamente la de un manso corderito, sino la de lobos hambrientos. El primero en lanzarse al ruedo fue el nuevo alcalde de Las Palmas, el socialista Augusto Hidalgo. Tanto en el discurso pronunciado después de tomar posesión como en las declaraciones realizadas a posteriori a los medios de comunicación presentes, dejó claro que sus esfuerzos estarán dirigidos a subsanar la situación de aquellos que lo están pasando mal -nada que objetar, sino todo lo contrario- y, al mismo tiempo, a que "Las Palmas de Gran Canaria se convierta en la verdadera capital, porque así debe ser, desde el punto de vista numérico y político, de Canarias y, como lo es, una de las diez capitales de España". Incluso, por si quedaban dudas, apostilló que, por una cuestión de "altura política", pondrá el énfasis en situar su ciudad "donde se merece". Abierta la veda, el ya presidente del Cabildo grancanario, Antonio Morales, de Nueva Canarias, se subió al carro para avisar de que, en estos momentos, Gran Canaria "puede, porque tiene la fuerza suficiente, la que le han expresado los ciudadanos en las urnas, corregir los desequilibrios que se han ido implantando en los últimos años". Recalcando que va "a hacer lo posible porque así sea". Pero no solo eso. El exalcalde de Agüimes explicaba que "una autonomía -la canaria- no puede funcionar sin una de las islas, o sin la isla con mayor peso político y económico", en clara referencia a la que ahora preside, claro está, y así se lo van a hacer saber al próximo Gobierno de Canarias a la hora de "exigir un tratamiento correcto y adecuado a las necesidades que en estos momentos" tiene Gran Canaria.

Tenerife no debe quedarse quieta ni callada ante este tipo de posicionamientos, pues ya ha sufrido en sus carnes bastantes agravios como para que ahora le vengan a hablar de desequilibrios. Sus políticos y organizaciones empresariales han de estar en alerta, para que desde Gran Canaria no intenten arramplar con todo, como acostumbran y ha denunciado en numerosas ocasiones este periódico. Ni Las Palmas es la única capital de Canarias, a pesar de lo que pretende hacer ver su recién aterrizado alcalde, con argumentos como el peso numérico y político -¿a qué tipo de medida se refiere cuando habla del peso político?-, ni Gran Canaria tiene más derechos que el resto de las islas que forman el Archipiélago, aunque lo diga el exalcalde de Agüimes, que cambia el peso numérico por el económico a la hora de justificar sus exigencias. ¿Por qué será?

Si algo ha caracterizado a EL DÍA a lo largo de su historia es su defensa de Tenerife, gobierne quien gobierne, y así lo va a continuar haciendo. Forma parte del legado que dejaron, tanto su fundador, Leoncio Rodríguez, como su sobrino y tantos años director, José Rodríguez, a la actual editora y directora, Mercedes Rodríguez, quien, por amor a su tierra, alzará la voz las veces que sea necesario y pese a quien pese.