El Tribunal Supremo revocó el indulto concedido por el Consejo de Ministros en 2013 al empresario Miguel Ángel Ramírez, por un defecto de forma y ordena que se retome el expediente y se consulte a la Audiencia de Las Palmas.

Ramírez, presidente de la Unión Deportiva Las Palmas y del grupo Ralons, había sido condenado a tres años de prisión por un delito contra la ordenación del territorio, por haber realizado en 2004 una serie de obras ilegales en su vivienda, en un espacio protegido.

El Gobierno le evitó que ingresara en prisión con un indulto parcial que redujo su condena a dos años, pero con la condición de que derribara la obras ilegales.

La Sala de lo Contencioso Administrativo del Supremo anula ahora esa medida de gracia a petición de Ecologistas en Acción, en una sentencia que cuenta con un voto discrepante, porque dos de los siete magistrados que la firman consideran que esa ONG carece de interés concreto que le legitime para impugnar el indulto.

Sin embargo, la tesis mayoritaria del tribunal que ha revisado el caso se apoya en el hecho de que el Convenio Internacional de Aarhus, suscrito por España, reconoce la acción popular en asuntos medio ambientales (es decir, permite a cualquier ciudadano o asociación recurrir una decisión de ese tipo sin necesidad de tener un interés directo, sino solo invocando la defensa de la legalidad).

Para el Tribunal Supremo, la repercusión medioambiental del delito habilita a Ecologistas en Acción a impugnar el indulto, como ONG de defensa de la naturaleza.

Los magistrados que discrepan no comparten esa interpretación y recuerdan dos circunstancias: que Ecologistas en Acción no se personó en la causa penal por la que se condenó a Ramírez, aunque pudo haberlo hecho, y que el indulto al empresario estaba expresamente condicionado a la demolición de las obras ilegalmente ejecutadas, con lo que ya se protegía el interés medioambiental.

El Supremo revoca la medida de gracia por un defecto de forma no achacable al Gobierno: un error respecto a qué tribunal debía informar sobre la conveniencia de otorgar ese indulto, de acuerdo con el procedimiento establecido para estos casos por la ley.

Por su parte, Ramírez defendió ayer que la sentencia responde a un "mero trámite procesal" y subrayó que él cumplió con lo que se le exigía a cambio de esa medida de gracia. "Yo ya he cumplido con lo que la ley me obligaba a cumplir. Tiré la pajarera y la pérgola y pagué mi multa", señaló.