La Gala de Elección de la Reina Infantil fue, para qué mentir, tediosa. Tuvo ritmo, pero le faltó frescura. Lo mejor: la Escuela de Danza, ¡tremendo lujo!; la inmensa respuesta del espectador (cerca de 2.500 personas) y, sobre todo, la gracia y elegancia de las niñas participantes. Al final, ganó Karen Guerra Cabrera, un encanto, en representación de los vecinos de La Encarnación, aunque a esas edades la línea entre ser o no la más guapa es tan fina que se convierte en un triunfo colectivo. De todas.

Una Gala Infantil que dure dos horas debe comenzar antes. Si arranca a las 20.36 horas, los niños se te duermen en el carro. Y eso ocurrió. Las aspirantes al "trono" salieron a los 28 minutos de gala. Una a una, dando saltitos, con desparpajo, naturalidad... ¡Geniales! Antes había aparecido Enanín, un personaje que buscaba a La Palma, su tierra, y que se perdió a medida que la gala avanzaba. Un hilo conductor que la creadora del espectáculo dejó en nada, pese a que la menor daba para mayor creatividad.

Canciones de "Frozen", coreografías, algunos bostezos... y una emotiva carta supuestamente de los menores donde dejaban claro que lo importante de esta experiencia era la amistad, jugar, ayudarse y divertirse. Y en eso tienen razón. Esa es la clave. Luego, la actuación de dos payasos, mientras el jurado deliberaba. El "remate". Eran buenos, pero no era el momento. Mejor un rato antes u otro día. Uno cualquiera... Bueno, ya hay reina. La infantil.