Quizás sea esta la causa. La aplicación del ahorro a toda costa por causa de una "crisis" que lo mismo ha servido para un roto que para un descosido. Despilfarros ha habido por doquier, pese a esa crisis. La Consejería de Educación, que ha estado dirigida en la pasada legislatura por quien ha sido el secretario general del PSOE en Canarias, no ha estado exenta de despilfarros en su quehacer educativo, de enseñanza, de formación.

Veamos si lo que voy a exponer no es una forma de despilfarro. En un Instituto, supongo que en más, se ofrecieron a los estudiantes diversas asignaturas optativas entre las que estaba Economía. Se inscriben en ella diversos alumnos que la han considerado idónea para su futuro universitario y profesional. La asignatura se imparte, pero hete aquí que no es complementada con Matemáticas, asignatura que no se imparte por falta de suficiente número de alumnos que justifique la ratio alumnos/profesor. Aquí se produce, supongo que por directrices de la Consejería, el "ahorro" de un profesor de Matemáticas respecto del despilfarro que supone la no complementariedad de la asignatura de Matemáticas con la de Economía. Despilfarro que se manifestará cuando aquellos estudiantes accedan a la Universidad para continuar con la especialidad elegida y la Universidad se encuentre con que le llegan "limpios" de una materia vinculada estrechamente con la Economía. Se habrá producido, además de un despilfarro intelectual, un notable despilfarro económico que se manifestará después, cuando aquellos estudiantes tengan que recuperar, con tiempo y dinero universitario, el desajuste producido.

La Consejería de Educación ha venido presumiendo de su "buen hacer", pero los malos datos son machacones en diversas publicaciones. Una cosa de lo que sí puede presumir es de la apertura de lo comedores escolares. Pero esto no es Educación. Es Auxilio Social. Es caridad, en el mejor sentido religioso.

Otra cosa que don José Miguel Pérez, consejero de la cosa, no ha sabido evitar, o no ha podido, o no ha querido, es el amiguismo y el clientelismo partidista. Afinidades personales que desdicen de la democracia con que debiera funcionar una institución dirigida por quienes se dicen demócratas. Afinidades que dan lugar a que una directora de centro se permita emitir informe desfavorable respecto de una profesora ante la Dirección General de Personal y este sea admitido sin haberse otorgado audiencia a la persona afectada. Informe que no tiene en cuenta el rendimiento y cariño de sus alumnos y el reconocimiento de los padres. Sólo "la escasa contribución a que las relaciones del centro se desarrollen en un clima de respeto (...)". Respeto no es la sumisión que pretende un dictador. Y esa sumisión no se le puede pedir a un profesional cargado de ética y moral.