Del culebrón de la tele de Willy se van sabiendo cada vez más cosas, y más sorprendentes. Si lo que ha ocurrido en la tele en estos ocho años no fuera un auténtico drama, con decenas de periodistas despedidos mientras se tiraba el dinero en el saco sin fondo de algunas productoras serviles, pues sería hasta divertido: la última historia conocida, que también afecta a la productora Amanecer Latino, de Francisco Padrón, es la de un documental sobre Vázquez Figueroa por el que se pagaron 90.000 euros. Nunca llegó a emitirse, según se explicó, porque a Vázquez Figueroa se le veía fumándose el imponente veguero que suele acompañar al escritor. Se dijo que ver en antena a un fumador en activo contravenía la Ley Antitabaco, que acababa de ser aprobada, y que -como sabe todo el mundo- ha impedido que desde entonces pueda salir Winston Churchil en los documentales sobre la Segunda Guerra Mundial. Ironías aparte, la explicación debió de parecer suficiente a quienes la dieron, pero lo que impidió proyectar El Mundo de Vázquez Figueroa es que había sido producido años antes para la Televisión Española. Y vendido a esta. Padrón cobró dos veces por el mismo material, una a TVE y otra a la Tele Canaria, y en la tele de Willy ni emitieron esa producción ni se molestaron en reclamarle a Padrón que devolviera los cuartos. El dinero se esfumó como las volutas del habano de Vázquez Figueroa.

Con historias así, es lógico que Willy García se resistiera a dar información a la Audiencia de Cuentas, a la Comisión de Control del Parlamento y su propio consejo de administración. Lo que resulta inexplicable es que a pesar de ese permanente descaro al negarse a facilitar información, y a pesar de una gestión denunciada unánimemente, y -a lo que parece- plagada de irregularidades de todo tipo, el presidente Rivero lo haya mantenido en el cargo de director general del ente durante ocho años. El maridaje de Willy García con Rivero y con Ángela Mena, con quien Willy se veía prácticamente a diario, es uno de los misterios del paulinato que algún día se desvelará. Quizá contribuya a ello la investigación policial en curso: el jueves pasado volvieron a pasar por la tele agentes del Grupo de Delincuencia Económica de la Policía Nacional, aunque esta vez lo que se encontraron enfrente fue algo muy distinto a lo que se tropezaron hace un par de meses, cuando acudieron a las oficinas de la calle La Marina de Santa Cruz para incautarse de los contratos, vídeos y grabaciones que Willy no quiso enseñar en el Parlamento. Aquella vez, el director general del ente estaba en su casa, y tuvo que venir a toda prisa en su moto. El jueves, cuando volvió la Policía, el sucesor de Willy García estaba en su despacho trabajando y se puso inmediatamente -él, su equipo y sus archivos- a disposición de los agentes. Como dijo que haría. A ver si es verdad que en la tele cambian las cosas. Y al final se deslía esta madeja.