Un ejemplo de cómo purificar y volver a la vida espacios industriales olvidados es el hotel La Purificadora, en Puebla, México. Puebla es una ciudad que se encuentra a 136 kilómetros de Ciudad de México, un destino turístico habitual para los habitantes de la capital. Su legado histórico es su principal recurso turístico.

Localizada en el centro histórico de esta ciudad colonial, a un costado de la iglesia de San Francisco, La Purificadora era una fábrica de agua del siglo XIX, un edificio industrial de 1884, situada en pleno centro histórico y que formaba parte del Plan Maestro "Paseo San Francisco", redactado para garantizar la calidad de las rehabilitaciones históricas.

Como patrimonio cultural de la humanidad, el centro histórico de la ciudad de Puebla está habituado a las obras de restauración y conservación, no obstante ocuparse del patrimonio industrial no es algo tan habitual, ni en México ni en España, y menos convertir una antigua fabrica en una propuesta hotelera y turística innovadora.

La idea era construir un hotel boutique alrededor de las ruinas de la antigua purificadora de agua, protegida e incluida en el registro de bienes históricos de Puebla, en el centro colonial de la ciudad. El bello recinto había sido una fábrica de hielo donde el agua era embotellada y purificada por medio de la producción del hielo.

Los arquitectos tenían que respetar la tradición de la pureza de formas de la fábrica y así lo hicieron, pues dicha pureza y simplicidad estética sigue siendo el leitmotiv que guía todo el diseño minimalista moderno y vanguardista de los arquitectos Legorreta + Legorreta, que con este diseño han ganado numerosos premios, como en 2007 el Honor Award a la categoría de diseño de interiores, por AIA. En 2008 el Hospitality Design Award de Hospitality Design Magazine. En 2008 el International Architecture Award del Chicago Athenaeum Museum of Architecture & Design y también en 2008 la Medalla de Plata X Bienal de Arquitectura Mexicana?2012.

Fue muy importante la conservación de elementos originales del edificio, incluyendo muros derruidos y acueductos de piedra, lo que da ahora al hotel La Purificadora un maravilloso aire de autenticidad, y a la vez, gracias a la moderna intervención, la mezcla entre lo antiguo y lo contemporáneo ha logrado crear un contraste de formas, espacios y materiales donde sueñan los huéspedes del hotel y los visitantes de la ciudad.

Las fachadas se conservan con sus acabados. Los materiales en el edificio son: piedra (de la construcción original) y madera vieja, que resaltan con los contemporáneos vidrio y acero incorporados en el nuevo diseño, así como azulejos fabricados especialmente para el piso de las habitaciones.

Durante el intenso proceso de remodelación los arqueólogos de Puebla que trabajaban haciendo equipo con los arquitectos encontraron muchas piezas originales que datan del período de funcionamiento de la fábrica, como botellas y vidrios, los cuales se incorporaron como parte del diseño gráfico y la comunicación visual de La Purificadora, junto a los techos altos, los materiales como la piedra, muros anchos y materiales aislantes y perfectamente orientadas de la vieja fábrica.

El lobby es uno de los espacios más acogedores del hotel ya que cuenta una vista espectacular a la iglesia de San Francisco. Templo de San Francisco, y desde allí se puede admirar su hermosa fachada barroca del siglo XVIII. El otro elemento del hotel que le hace aún más especial es su piscina con paredes de cristal y sillones de color púrpura, elegantes y austeros, que crean un ambiente sofisticado.

La Purificadora es un claro ejemplo de que modernidad e historia pueden fundirse sin renunciar a la vanguardia y de que con arquitectura contemporánea de calidad las estructuras históricas pueden cobrar nueva vida y a la vez ayudar a escribir nuevas páginas de historia. Ahora es un hotel explotado satisfactoriamente por el grupo hotelero Habita.

Remodelaciones así son las que sueño para los maravillosos edificios industriales que hoy esperan una nueva función en nuestra Refinería de Santa Cruz, ¿por qué no va a ser posible aquí si lo es en México?