Celso Albelo, considerado como uno de los mejores tenores contemporáneos del mundo, dijo que "I Puritani", la obra de Vincenzo Bellini con la que debuta en Australia, supone una de las representaciones del "bel canto" apta para los "aficionados más morbosos".

El tenor español representará a uno de sus personajes favoritos, Arturo, en la función única de gala de "I Purtiani" en el Centro de las Artes de Melbourne el próximo 2 de julio, en la que comparte escenario con la soprano australiana Jessica Pratt (Elvira) y la Orquesta de Victoria, dirigida por Richard Mills.

En una entrevista telefónica a su llegada a Melbourne, Albelo explicó que "I Puritani" tiene "todas las dificultades que puedan tener los cantantes al acometer una obra", y preciso que él, como muchos de sus colegas, afronta con "sano morbo" este reto.

Los aficionados al "bel canto" disfrutan este tipo de dificultades porque crean "un halo de misterio" e implican "agudos extremos y notas que están por encima del do de pecho" y que sorprenden al público que disfruta con "semejante barbaridad".

Además la interpretación en Australia de esta "obra maestra del bel canto italiano" supone la culminación de un sueño de actuar en todos los continentes, que se remonta a los inicios de Albelo como cantante lírico.

El galardonado con el Premio Lírico Campoamor en 2010 y 2012 aseguró que el requisito más importante de un buen tenor más allá de tener un rango vocal es tener "la capacidad de transmitir" y "entablar una comunicación con el público".

Para Albelo, las preferencias por un determinado tipo de interpretación "son como los colores, los gustos o los sabores" porque "a uno le gusta más uno u otro", aunque admitió, dejando por un momento su espontánea sencillez y humildad a flor de piel, "que a nadie le amarga un dulce y que lo consideren dentro de ese círculo" de los mejores tenores del mundo actual.

A pesar de ese reconocimiento, el tenor canario dijo que prefiere hacer su trabajo "de la mejor manera" y con "honestidad" siguiendo lo que podría ser una filosofía de vida que consiste "en no necesariamente llegar a la meta, sino divertirse".

"Es ser feliz con lo que te haga ser una persona honesta, presentar lo mejor de mi. Soy bastante afortunado en ese sentido y quiere seguir aprovechándolo", acotó este tenor que debutó en 2006 con un personaje de Rigoletto, de Verdi.

El también discípulo de Tom Krause y Manuel Cid reconoció que, como muchos cantantes de ópera, sueña con interpretar papeles que tienen características vocales que le son imposible de interpretar como sería para él un personaje para un barítono o el Pagliacci.

"Existen maravillosos intérpretes de esos roles y no queda otra cosa que sentarse y disfrutar", subrayó este padre de un niño de menos de un año que al gatear, entre otras cosas, le ha hecho perder 22 kilos.

"Por mi contextura, siempre he sido una persona a la que le sobraba algún kilito, pero nunca me he sentido impedido de hacer nada", bromeó Albelo que añadió que antes era "más fácil saltarme que darme la vuelta".

Con su acento canario que para un oído latinoamericano se asocia con la zona caribeña, el tenor español recuerda que gracias a la influencia de inmigrantes del nuevo continente, él comenzó cantando con su guitarra canciones populares como "Cielito mío" y "Bésame mucho" antes de decidirse a salir de su isla para estudiar el bel canto.

"Si cogemos ''A te o cara'' (I Puritani) y ''Cielito lindo'' (una habanera con letra del poeta Néstor César Miguens y música de Daniel Toro) vemos que (el salto) no es tan grande", acotó tras entonar las dos melodías y entre sonrisas.

Albelo recuerda que compaginaba sus estudios de arte y canto cuando se decidió a salir de Tenerife, en parte por desafiar a los que se lamentaban por no haber concretado sus sueños argumentando la lejanía de ese territorio insular español, y por un engaño amoroso.

"Todo se junto en un momento de mi vida particular y decidí probar fortuna. Probé fortuna y aquí estoy", enfatizó.