Está convencido de que la gente esperaba un "Moraima 2", pero el gallego Andrés Suárez no se ha dejado domesticar por el éxito. "¡Qué triste, qué cobarde, qué déspota sería si les diera eso", cuenta un ferrolano que tiene la música como oficio y una atracción por Tenerife que ha ido cultivando desde hace más de 10 años. "A mis primeros conciertos en La Laguna solo iban cuatro personas, y dos eran los camareros... Ahora meto diez mil personas en Madrid sin tener claro qué es lo que cambió", admite un creador que hoy, a las 21:00 horas, presenta las canciones de "Mi pequeña historia" en el Paraninfo de la ULL.

Dice que con esta serie rompió acústicamente con el pasado siendo consciente de que eso iba a enfadar a su público. "Ya pasaron tres años y en ese tiempo he leído, vi teatro y películas nuevas, toqué otros pueblos y besé diferentes acentos... Moraima fue la razón que me llevó a Cuba, Londres, México, Miami, Suiza... La que me trajo a Canarias muchas veces, pero eso ya pasó", expone un artista con más de una docena de años de experiencia y que ahora hace una clara apuesta por el rock. "Es un álbum evolucionado e innovador. No me he dejado domesticar por el éxito de Moraima; este disco está en el otro extremo. En este país parece que está mal visto que un cantautor tenga un sonido más de garaje; asusta que haya guitarras que se distorsionan para llegar a unos registros más británicos", puntualiza sin dejar de citar los ejemplos de Iván Ferreiro y Robe Iniesta (Extremoduro). "Los dos son cantautores, ¿no?", se cuestiona el inventor de "Benijos".

Suárez dice no tener una razón que explique a ciencia cierta el porqué de las cosas. "Eso es tan misterioso como mis orígenes como cantautor... Yo estudiaba piano clásico en el conservatorio hasta que cayó en mis manos una cinta de Extremoduro. Más tarde llegaron Boikot, Leño, Reincidentes, Platero y tú. Todo eso estaba dentro de mí. Luego, a los 18, cuando llegué a Santiago de Compostela abrí un ciclo en el que cayeron Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. En realidad, ya habían caído, pero esta vez vinieron para quedarse", revela al abrir una reflexión sobre la poesía. "Hay que desmontar a los falsos poetas; a los que escriben un libro y enseguida creen que son más de lo que realmente son. Poeta es Sabina, Serrat, Pablo, Silvio... Poeta es Aute; poeta es Robe. Por eso yo no me creo más que lo que soy: un cantautor que ahora mismo está más cerca del rock", incide.

El autor de "Cuando vuelva la marea" (2011) reivindica que solo canta a lo vivido. "El otro día leí una entrevista a Krahe, por cierto un cantautor genial, en la que este decía que él no hace canciones a lo que ha vivido, sino que las sueñas. Pues yo me ubico en el lado opuesto", precisa realizando un guiño a la fotografía de la playa que aparece en una de las caras de su último CD. "Eso es Patín... Todos los días me hacía 25 kilómetros en coche con mi padre para ir a estudiar. Luego quedaba la vuelta y, a veces, teníamos que hacerlo más de una vez. En la guantera estaban las cintas con las canciones de Juan Luis Guerra, de Franco Battiato, de Rosendo, de Silvio, etc... Ahí encontré mis fuentes", recupera este cantante de historias.