"Las señoras que hacen el servicio tienen que limpiar los cristales con mascarilla. Y desde la seis y media de la mañana baldean con lejía, pero al rato el olor vuelve a ser insoportable". Así se expresaron ayer vecinos y comerciantes de la calle General Gutiérrez, que denuncian "una sensación de inseguridad que va a más cada día".

Las fuentes dibujan un panorama con escenas como "hacer las necesidades físicas, incluidas las defecaciones, en plena calle y en presencia de niños. Se bajan los pantalones y no se cortan". Todo ocurre "en la pequeña vía que va de General Gutiérrez a Bravo Murillo, en la trasera de Correos, que han tomado como un servicio público". Pero hay cosas peores: "No falta el sexo en vivo".

Al principio, señalan, "eran dos o tres aparcacoches. Pero desde hace unos meses sufrimos un problema social, de seguridad y de insalubridad. Entre diez y quince personas practican botellón (y otras cosas) a diario en las escaleras de distintas entidades privadas. Nos han recomendado llamar a Sanidad porque a la Policía Local lo hemos hecho muchas veces". Y añaden: "Los agentes se limitan a sacarlos de aquí para que vuelvan al rato. Y nos dicen que no pueden hacer más. Si no hay delito no pueden actuar. Incluso lo han hecho desde la cercana sala del 112 para retirar a quienes habitualmente duermen en los cajeros. La gente no denuncia más por miedo".

E insisten: "La situación es de intimidación y aún peor en el horario nocturno. Se ponen en la puerta, acosan y amenazan a los clientes si no les dan dinero y algunos ya no entran. También a nosotros si no les servimos. Hemos tenido que cerrar terrazas y sufrimos un serio perjuicio económico". Además, señalan, "se pelean y cuando se ponen agresivos rompen cristales de las cabinas o de botellas, desparraman las cajas y tiran la basura. Ahora, con el calor, es más grave por el olor y las moscas".

"Estamos -concluyen- aburridos y cansados. Por aquí transita mucha gente, incluidos niños ahora en vacaciones, y el espectáculo de calle sin ley es penoso".