Digna, divertida y, encima, con público en la calle. ¿Fue la mejor batalla de flores de la historia? No. Seguro. Pero, ¡ojo!, el número, arraigado en la tradición de la Bajada, se mantiene otro lustro y el concejal de IUC que hace apenas dos semanas renunció a su celebración porque era imposible organizarla, eso dijo, puede buscar un agujero donde esconderse. ¡Qué duro es trabajar!

El cortejo se inició a las 17:15 horas. ¿Para qué tan pronto? Lo abrió la carroza de Breña Baja. Borja (su alcalde) se comprometió a colaborar... y cumplió. Dijo sí y fue sí. Sus diseñadores apostaron por un homenaje a las madres. Fue el único pueblo al que le dio tiempo, ¡mejor pensar de esa manera!, para "ayudar" a Santa Cruz. Detrás fueron otras siete estructuras diseñadas por la capital para la cabalgata.

Mirando cada detalle, era sencillo concluir que se usaron retales. Todo reciclado. Unas cosas de Navidad, otras de Carnaval... ¿Sabe? (usted que lee), la diferencia entre una chapuza y algo meritorio es muchas veces una cuestión de trabajo, sensibilidad y mucho interés. Y en este caso, las carrozas de Blancanieves, de mariposas, la seta con niñas de la Gala de la Reina Infantil, Dumbo, aquella enorme cesta acompañada de niños vestidos de típico y hasta una plataforma reservada para la reina de la Bajada y una de las candidatas (¿y el resto de participantes en la Gala?), refugiaron de forma honrada, incluso meritoria, cada error, cada trozo de madera estropeado, con inteligencia en el decorado y, sobre todo, con las ganas de los niños y niñas que iban subidos en los "carruajes". Esa es una ventaja enorme: los menores siempre ven y transmiten lo bueno.

El cortejo lo completaban cabezudos de Disney, niños caminando lanzado miles de flores, diferentes grupos de música... Esa era la imagen del acto, desde La Alameda hasta el puerto por Pérez de Brito y la Calle Real. A los lados, en las aceras, gente. Mucha. Centenares seguro.

Eso, detalles por mejorar y mucho por celebrar.