Si tuviéramos que realizar una comparación futbolística, uno ocuparía la dirección deportiva y el otro estaría sentado en el banquillo. Ambos con poderes sobre su plantilla, en este caso sobre los músicos, pero con dos misiones distintas. El argentino Julio Awad, profesional con una excelente reputación a nivel mundial, es el director musical de "Evita". Francis Hernández, músico de largo recorrido en la escena artística canaria, es el director residente del Auditorio de Tenerife y el responsable de hacer sonar a la banda en cada función. Hoy, por ejemplo, volverá al foso de la Sala Sinfónica para ordenar la ejecución de las partituras en el penúltimo pase, a partir de las 18:00 horas, de la producción liderada por Jaime Azpilicueta. "Me gusta mandar", bromea Hernández. "Es un placer participar en un proyecto que no sé si sabría sacar adelante sin la supervisión de Julio... Él marca tan bien los tiempos de trabajo que esto normalmente acaba yendo como un tiro", explica un creador que ya tuvo la oportunidad de coincidir con Awad en el montaje de "Jesucristo Superstar". "Esto no es tan sencillo como puede parecer", precisa el colaborador, entre otras formaciones, de Troveros de Asieta. "Esta es una labor muy sacrificada que no están por la labor de realizar todos los música", asegura antes de ampliar su análisis. "No todos tienen la calidad para estar en la banda, pero también ahí fuera hay gente muy buena a la que no le interesa tener que pasar por el ajetreo de los ensayos. Aquí hay que dejarse muchas horas antes del estreno", apuntala la mano derecha de Julio Awad. Francis, que no oculta las dificultades de este encargo, no duda en decir que "es importante tener un apoyo de este nivel porque montar un musical es una experiencia muy compleja. En especial, Evita, que tiene un montón de cambios de ritmo, el ritmo de la escena es intenso y los recitativos tienen un tratamiento especial", enumera Hernández.

Muchos dicen que es el Messi de los musicales. No solo por su condición de argentino, sino porque suele estar metido en líos de gran envergadura. "Tener a Francis como mano derecha es un alivio. Hablamos mucho y nos escribimos antes de que comiencen los ensayos. Sobre todo, porque en ocasiones los tiempos de montaje son limitados. Antes de que el público escuche a la banda por primera vez hay que realizar un estudio muy fuerte de las obras y corregir", aclara un especialista de un género que ha bregado en las mejores plazas del mundo. Eso sí, a pesar de ser un referente, Awad sigue atado a la tierra cuando habla de un oficio que le fascina. Mi sueño no es que me señalen como el mejor; me conformo con regalar emociones. El objetivo es que la gente llegue a llorar con Evita o, cómo ocurrió en el caso de Jesucristo Superstar, tenga el impulso de levantarse de sus asientos. Cuando eso ocurre, ya puedo volver tranquilo a casa", afirma el compatriota de la protagonista de "Evita". "Más allá de posibles bandos, esto es historia de mi país... Es un orgullo poder aportar algo de mi experiencia para levantar un mito: el recuerdo de Eva Perón sigue vive", incide un director que conoce desde hace años los gustos de la audiencia local. "El público de Tenerife no es distinto al de otros lugares; sabe valorar lo que está bien hecho y al final lo pone de manifiesto. Las formas que usa para agradecer tu entrega sí que son distintas, o por lo menos aquí se expresa con una mayor calidez", destaca Awad.

El responsable de los arreglos de "Evita" -uno de los temas que suenan en el Auditorio es estreno mundial- dice que "no es fácil transmitir emociones a través de la música... Por eso la satisfacción es tan grande cuando se logra entrar en el corazón de los espectadores. Yo he tenido la fortuna de tocar con músicos de todo el mundo; con profesionales de los musicales que vienen al teatro, hacen su trabajo perfecto y regresan al día siguiente. No es el caso de los músicos que tenemos aquí. No digo que no lo hagan bien, que están realmente fantásticos, sino que ellos tienen una ilusión inagotable por hacerlo igual de perfecto", exalta.