Los partidarios del principio de responsabilidad personal, los derechos individuales y la sociedad libre suelen caer del mismo lado; los enemigos de la sociedad abierta y partidarios de la seguridad antes que la libertad y los derechos colectivos frente a los individuales, del otro. Estos -otra coincidencia- son profundamente antioccidentales aun siéndolo en realidad, aunque no en emociones y psique.

De forma que a Grecia le han salido numerosos valedores, no tanto por ella misma, sino por a quienes se enfrenta (o más bien huye de sus acreedores, claro): los hombres de negro, FMI, BCE... No importa nunca el bien, sino el mal, que es siempre lo que define las posiciones. Uno vale no tanto (o nada) por él, sino por sus enemigos. Se me ocurren los palestinos.

Hacen trampa los congregados pro-Grecia: antisistema, izquierdistas..., ese gran amasijo que defiende la democracia griega -deben referirse a la polis ateniense, la democracia limitada y de casta era la de Atenas y no de Grecia-, obliterando que se trataba de una democracia de machos y señoritos donde había esclavos y personas sin derechos y, por supuesto, no había mujeres. Luego, esta generalización ya es un sofisma (griego puro): un argumento vacuo y engañoso.

Casualmente los defensores de la democracia griega no pertenecen al círculo ideológico de entusiastas de las democracias plurales, son los amigos de otras "democracias": Rusia, Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua...

Tampoco son los que distinguen las libertades republicanas (como ha dado en llamar Jürgen Habermas) dentro de la "democracia griega", de participación en los debates de la polis reservados a los ciudadanos, los únicos que ostentaban plenos derechos. Hannah Arendt contrapuso el "homo politicus" con acción política en la polis, al "animal laborans" reducido al ámbito doméstico, inferior al "homo faber".

Los redescubridores de esta democracia, aunque no sea más que un sofisma, olvidan tiranías y demagogias, y obvian que el país balcánico griego ya en torno al siglo V desapareció. Perteneció a Bizancio y luego durante siglos al Imperio Otomano, y desconoció por completo los tres hitos culturales en los que hubiera tenido proyección la ciudadanía de la polis: el Renacimiento, la Reforma protestante y la Ilustración. Tras su independencia (asunto internacional), y en la que moriría Lord Byron, intentaría ser comunista al final de la II Guerra Mundial. Resulta que Grecia apenas dispuso históricamente de soberanía nacional, no ya la del pueblo.

Que Grecia inventó la democracia es otra muestra exacta del pensamiento-pancarta progresista/sindical, siempre subordinado al sofisma.