Dentro del amplio mundo de la hostelería -un trabajo en general duro y sacrificado, sobre todo para las familias que lo han de seguir muchas veces por medio mundo-, existe un sector cuyo trabajo es muy desconocido y habitualmente mal ilustrado y ubicado, como lo es el cuerpo directivo de un hotel - más conocido como "staff"-, y, muy especialmente, su dirección general.

En Canarias -uno de los principales destinos turísticos europeo y, cada vez más, destacado en el ámbito mundial-, sabemos mucho de hostelería y de servicios, ya que, prácticamente, es nuestra principal fuente de ingresos; por ello, las grandes cadenas del sector turístico tienen en nuestro archipiélago sus mejores y más lujosos y modernos complejos hoteleros y, para dirigirlos, los gestores y/o propietarios de los mismos no dudan en recorrer el mundo para "fichar" -como sucede con los entrenadores de los principales equipos de fútbol- a los mejores profesionales del sector.

Y es que para dirigir un gran hotel donde, entre huéspedes y trabajadores, podemos estar hablando de cientos o incluso de miles de personas, con unas infraestructuras y unos presupuestos muchas veces mayores que los de un gran hospital o que algunos ayuntamientos, se requiere capacitación profesional, actitud, sacrificio, entrega, adaptación, liderazgo, flexibilidad, saber delegar, prudencia, eficacia, vocación de servicio y suerte, mucha suerte aderezada de trabajo, templanza y paciencia.

Sí, efectivamente, esas serían las aptitudes que tendría cualquier gladiador. Porque no es fácil acertar con la persona que dirija con mano de hierro y guante de seda un destino tan complejo: un lugar donde jamás existe la rutina, ni nada se debe dar por sabido de antemano; donde siempre surge la queja, el accidente, el equívoco, un alimento en mal estado, la avería o la presunta ofensa; donde es difícil de entender y, menos aún de aceptar, que en el hotel "el rey es el cliente" y que este "siempre" lleva la razón - aún cuando sepamos que no la lleva-, y que la mejor forma de cuidar y fidelizar a un huésped es hacer que este se sienta especial, cómodo, feliz, satisfecho e importante.

Y, aprovechando de que en Tenerife, y en uno de nuestros hoteles más galardonados y reconocidos internacionalmente, como lo es el Gran Hotel Bahía del Duque, se ha producido uno de esos "fichajes estrella", al ser nombrado como nuevo director general el prestigioso profesional del sector Saad Azzam, le dedico este artículo y mi reconocimiento personal. Este joven, aunque ya experto profesional hotelero -diplomado en Turismo por el Instituto Internacional de Turismo de Tánger (Marruecos) y Máster en Dirección Hotelera por la prestigiosa escuela Ëcole Hoteliére de Lausanne-, viene de dirigir nada menos que el Gran Meliá Don Pepe de Marbella, después de haber recorrido otros destinos en Estados Unidos y Sudamérica.

Él mismo reconoce que tiene la suerte de haber encontrado aquí, en Tenerife, un gran equipo humano y profesional con una gran vocación de servicio, que forman una familia que hace todo lo posible por disfrutar del trabajo que realizan, ya que se sienten plenamente orgullosos de pertenecer a un hotel emblemático que, desde su inauguración, se convirtió en un referente para todo el sector hotelero; y, ello es así porque su objetivo es conseguir que sus clientes se sientan como en casa y, a través de una atención personalizada, lograr fidelizarlos para que vuelvan una y otra vez.

Pero no contentos con ser líderes en el sector, Saad Azzam piensa que, para seguir siendo competitivos, han de mantener la calidad, estar al día con las nuevas tendencias, innovar, destacar en las redes sociales y ofrecer al huésped un buen trato y servicio a través de experiencias inolvidables. Que así sea y bienvenido al paraíso.

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