Hace algo más de un año que la actriz Meg Ryan no aparecía en un acto público, y su nueva aparición bajo los atentos focos, en la semana de alta costura de París, deja claro que la estrella está totalmente transformada por su paso por el quirófano. Fue en 2002 cuando la intérprete de míticas películas (Cuando Harry encontró a Sally) comenzó a operarse. En 2003 rodó En carne viva y ahí ya comenzó a verse su nueva imagen, y su carrera resultó gravemente afectada. Desde hace seis años no ha rodado ningún largometraje como protagonista. Ryan, a juicio de los profesionales, no solo ha pasado por el quirófano, también se ha inyectado bótox. La estrella, de 53 años, estuvo presente en el desfile Schiaparelli y en el de Georges Chakra, según infoma El País, en su edición digital.