El dato del año en que al grupo de Sabanda se le confirió carácter oficial fue el de 1968, pero a mayor abundamiento voy a decir más, pues fue en el Ateneo lagunero, el domingo 11 de febrero sobre el medio día, habiendo actuado como maestro de ceremonias y presentador del nuevo grupo el que por aquel entonces era el director del periódico La Tarde, el periodista Alfonso García Ramos. El anterior dato fue desclasificado en su día por el CNI, sin que se sepa que interviniera el pequeño Nicolás, lo que le da más verosimilitud si cabe. También entre el estamento laico se le llegó a denominar como el tercer secreto de Fátima, salvo superior criterio del papa Francisco. Es por todo ello por lo que podemos concluir que SELFIdio Alonso se sigue colando en nada menos que ¡¡¡tres años!!!, pues si tan siquiera recurrir a una simple de tres, el 50 aniversario sería el 11 de febrero del año 2018 por la mañana. Responsable de todo lo anterior tenemos, en primer lugar, a SELFIdio Alonso, a título de autor intelectual, y sus “niños” (así les llama María Dolores Pradera en un idílico canto a la ternura) lo son en concepto de autores materiales, por ser cómplices de tan cacareada mentira, emanada de su jefe de centuria. Me dice mi buen amigo, y cofundador conmigo de la parranda, que un año antes del arranque como tal de Los Sabandeños se iba a grabar –y de hecho así se hizo– unos sencillos o microsurcos con el sello discográfico “Tan-Tan”, y para poner el nombre del conjunto se pensó en Los Sabandeños, y que fue en los primeros días del mes de abril de 1968, es decir, escasos dos meses después de su creación oficial o “bautizo de fuego folclórico”, el 11 de febrero de 1968, cuando recibimos una invitación de la TUE (Televisión Única Española) para desplazarnos a Madrid con la intención de grabar un programa sobre el vino, que presentaba el conocido Martín Ferrand (paz descanse). Me dice –y me dice bien– que él no pudo ir a ese viaje, pues el día 10 de abril de 1968 fallece su padre en Las Palmas, de cuya capital era uno de los notarios. Acabado nuestro compromiso con la TUE, recibimos una llamada desde Sevilla de nuestros queridos amigos Juan Antonio Cruz Auñón y de su simpática esposa, Rosario Briones Espinosa, para que fuéramos a la Feria de Abril, donde visitamos y cantamos en varias casetas, recordando la de los notarios, la del Club Pineda y una porrada de ellas. Cambio de tercio para comentarles que muchos años antes de la orquesta Los Universitarios, que fuera el germen o la semilla del grupo de Sabanda, pues cuatro de sus integrantes fundarían Los Sabandeños, como lo fueron Domingo Luis Martín y Rodríguez de Acuña, Rafael (Falo) Perera Alonso, Julio Fajardo Sánchez y un servidor, existió el famoso trío Bahía, siendo sus integrantes Quique (el Peta) Martín, Pablito Guerra y Leocadio Llanos, que dejó de ser trío para convertirse en quinteto al entrar a formar parte del mismo Paco Melián y Fernando Calimano. Leemos en la edición del domingo 5 de los corrientes, y más concretamente en nuestro colega Diario de Avisos, que Los Sabandeños no pierden la esperanza, y más concretamente el dueño del cortijo, de actuar en la ONU, diciéndonos –por si no lo sabíamos– que allí están los países africanos, y si algún día reciben la invitación, que será a través del secretario general que estuviese en ese momento, cantasen la canción “La fresca langosta del banco canario-africano con la sintonía de la película Memorias de África”. De seguro que se partirán las manos en aplausos, sobre todo los países africanos. Qué gesto tuvo el último alcalde republicano lagunero, abogado Alonso Suárez Melián, que, al terminar su mandato, le dijeron tanto el interventor como el tesorero: “Mire, don Alonso, aquí tenemos 175 pesetas que nos sobran luego de hacer el arqueo correspondiente, para que usted se las lleve”, lo que provocó la reacción del citado regidor, más que plausible, y le contesta: “Miren, yo creo que están equivocados, pues ese dinero no es mío, pertenece al pueblo de La Laguna”. ¡Vamos, igualito que lo que ocurre hoy! Y quisiera apostillar que don Alonso, hombre íntegro, insobornable y decente, si en lugar de ser 175 pesetas hubiese sido un millón, hubiera actuado de la misma manera. Desgraciadamente son muchísimos los que tendrían que seguir su ejemplo. Mi emotiva felicitación a sus dos hijos, letrados como él, Alonso y Juan Vicente, y a las esposas de ambos, María del Carmen Lecuona Ribot y María Eugenia de Paiz Mora. En resumen: don Alonso entró en política para servir al pueblo y no para servirse del pueblo. *Pensionista de larga duración yfan de “Los Guachinches”