El serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, conquistó hoy su tercer título de Wimbledon al derrotar en la final al suizo Roger Federer, siete veces campeón del torneo, por 7-6(1), 6-7(10), 6-4 y 6-3, en dos horas y 55 minutos.

Djokovic, de 28 años, revalidó el título logrado el pasado año en el All England Tennis Club de Londres, precisamente ante Federer, y apartó al suizo de su decimoctavo Grand Slam.

A punto de cumplir 34 años -lo hará el próximo 8 de agosto-, el tenista de Basilea saltó a la pista central Wimbledon, escenario donde ya ha disputado diez finales, buscando la revancha del pasado año y consciente de que quizá era una de sus últimas oportunidades para añadir otro gran torneo a su amplio currículum.

Ante este rejuvenecido Federer, que venía de apear en semifinales al ídolo local, el británico Andy Murray, sin excesivos problemas, estaba el vigente campeón del torneo y número uno del mundo, un Novak Djokovic que había ganado dos de las últimas tres finales de Grand Slam que había disputado.

El de este domingo era el duelo número 40 entre Djokovic y Federer, y hasta entonces el suizo tenía una ligera ventaja, al haber ganado 20 de ellos. Este era, sin embargo, el tercer partido entre ambos en finales de Grand Slam, la segunda sobre hierba.

La otra gran final fue la del Abierto de Estados Unidos de 2007, con triunfo de un Federer en la cumbre de su carrera sobre un joven e inexperto Djokovic.

El buen hacer del suizo en estas dos semanas de torneo y, sobre todo, en la semifinal ante Murray, hizo que las casas de apuestas británicas no tuvieran un favorito fijo para el título.

Todo lo contrario que las 15.000 espectadores en la central, claramente inclinados hacia Federer, un jugador al que ya han visto levantar el trofeo dorado en siete ocasiones.

De riguroso blanco, como manda la tradición, y bajo la atenta mirada de algunos antiguos ganadores aquí, como Bjorn Borg, Rod Laver, Manolo Santana o Boris Becker, entrenador de Nole y al que ha igualado en títulos en Londres, el número uno y dos del mundo se presentaron puntuales a la cita, que finalmente se disputó con el techo descubierto pese a la amenaza de lluvia en la capital británica.

Empezaron ambos tenistas muy seguros con su servicio, lanzando saques a más de 200 kilómetros, sin dar opciones de resto y con solo una rotura cada uno en el primer set. Mientras el serbio buscaba puntos más largos desde el fondo, ya desgastado tras dos semanas de torneo, el suizo buscaba siempre abalanzarse sobre la red y evitar los intercambios.

Después de 45 minutos de batalla, el primer set se decidió en un desempate en el que Federer solo pudo llevarse un punto ante un intratable Nole.

Con Djokovic decido a llevarse también la segunda manga, llegó la reacción del ocho veces campeón, que salvó seis bolas de set, cinco de ellas en el segundo desempate de la tarde, para llevarse una manga que se fue hasta los 65 minutos de juego (7-6(10)).

A partir de ese momento, pareció Roger empezar a sentir el cansancio acumulado tras dos sets extenuantes, a la vez que Nole aprovechaba los excesivos fallos de su rival (35 errores no forzados en el partido por 16 de su rival).

En ese momento, las nubes y la lluvia, anunciadas desde el sábado en el suroeste de la capital británica, hicieron acto de presencia en la pista central, lo que obligó a suspender el juego durante 20 minutos con Djokovic liderando la tercera manga por 3-2 y servicio.

Las dudas de Federer, que no encontraba la forma de restar a su rival, empezaron a ponerse de relieve en el tercer y cuarto set, que cayeron del lado de Nole por 6-4 y 6-3.

El público de la pista central, incluidas caras conocidas como el exfutbolista Thierry Henry y los actores Benedict Cumberbatch, Bradley Cooper y Hugh Grant, con ganas de más tenis, contuvo la respiración a las dos horas y 55 minutos de juego para ver como Djokovic frenaba la tímida reacción del suizo con una ruptura en el noveno juego del cuarto set para sentenciar el choque, coronarse rey de Wimbledon por tercera vez y dejar a Roger sin su ansiado octavo título en Londres.