Se puede decir, sin miedo a equivocarse, que visitar Chirche en cualquier día del año es un viaje al pasado. Y visitar este núcleo de población de la comarca de Isora tal día como ayer, cuando rememora las antiguas tradiciones, supone para muchos recordar y revivir, y para otros -los más jóvenes- aprender de los mayores.

Ver cómo se enhebra una aguja, cómo se hace un cesto, cómo era la antigua escuela, cómo se elaboraba el pan en horno de leña; la venta del pueblo y la ventera apuntando los fiados; la sanadora con su altar y sus rezados; el ventorrillo y la parranda; la recién parida y la suegra que le recomienda la faja; la trilla, la elaboración de teja... Son algunos de los momentos de otra época que se reviven cada año en Chirche, a pocos kilómetros del casco urbano de Guía de Isora, representados por vecinos que dan lo mejor de sí mismos para que "todo salga bien", como ellos mismos dicen.

Apoyándose en el gran patrimonio etnográfico que posee este pequeño pueblo isorano, el Gobierno de Canarias lo distinguió como Bien de Interés Cultural. A la riqueza de su arquitectura popular y paisajística hay que añadirle, sin duda, la riqueza más importante, sus vecinos.

Las tradiciones de Chirche comenzaron a darse a conocer allá por el año 2000. Con el paso del tiempo no solo se han implicado prácticamente todos los residentes sino también multitud de colaboradores llegados de otros puntos de la Isla, e incluso en ocasiones del Archipiélago.