Carlos Alonso (1970), presidente del Cabildo de Tenerife por CC, se enfrenta al mandato con el PSOE como socio y con afirmaciones que, aunque no son categóricas –o precisamente por eso–, dejan claro que noviembre será un mes clave para el devenir de la política tinerfeña y canaria.
¿Qué le pareció lo que dijo Manuel Domínguez sobre la oferta de un área para el PP?
Yo había hablado con él. Lo que plantea es que su ambición era contar con un papel más importante en el gobierno del Cabildo. Efectivamente, el PSOE no ha querido que lo tuviera. Lo que intenté es proponer a todo el mundo que trabaje por Tenerife, sumar.
¿Y qué opina de que afirmase que es una aberración el condicionamiento del pacto insular a La Laguna?
No creo que haya esa conexión. Tampoco, y lo he dicho públicamente, estoy muy de acuerdo con los pactos en cascada. Tienen ventajas, pero, sobre todo en lo local, hay matemáticas que son difíciles de conciliar y que, a veces, no son tan útiles como parece.
Durante el proceso previo a la firma del pacto, ¿en qué medida pudo negociar como quiso?
No hubo mayores interferencias. Mi esfuerzo era compatible con la directriz de CC, y lo hicimos en las coordenadas que yo quise.
¿Hubiese preferido un acuerdo de gobierno con el PP?
Para mí la gran incógnita sigue estando en qué va a pasar en noviembre, respecto a que nosotros no podemos, y me refiero a Canarias, tener una posición de Gobierno enfrentada con el Estado. Ahora bien, ¿esa incógnita es que tenemos que cambiar el gobierno en noviembre si gana el PP? Pues a lo mejor no, o probablemente no. Si gana el PSOE, estamos en línea; si gana el PP, ¿hay que cambiar el pacto? Pues a lo mejor no; a lo mejor tenemos que seguir trabajando en la línea del Pacto por Tenerife.
Entonces, ¿en noviembre puede cambiar el Cabildo?
Si el Gobierno del Estado no cambia, lo que habría que intentar es modificar las actitudes. ¿Que si gana el PP ese esfuerzo de diálogo se puede hacer con un gobierno en Canarias entre CC y PSOE? Espero que sí. Pero vuelvo a decir que para mí la gran incógnita cuando me preguntas qué preferencia tenía de pacto es qué es lo que va a pasar en noviembre. Es una incógnita que yo no puedo resolver. Lo que he hecho es intentar involucrar a todas las fuerzas políticas.
¿Por qué durante el proceso de negociación le dieron tanta importancia al IASS y a Carreteras?
En el caso de Carreteras es obvio, y además lo dice el propio grupo socialista: hay elementos que no funcionaron bien. En el pacto anterior correspondía a CC, y está firmado así. Lo que ocurre es que, para reducir los problemas y las fricciones políticas, reestructuré el Cabildo para darle plenamente las competencias al PSOE. Con el IASS, pensamos que los próximos cuatro años van a ser muy importantes en materia de dependencia en Canarias.
¿Lo de la investigación en la Fiscalía tiene algo que ver con la decisión en Carreteras?
No; es más bien la fricción política que es evidente que se produjo en los últimos cuatro años. En un momento dado resolví en favor del PSOE, cediéndole todo el espacio, cuando era un área de CC, a cambio de nada; y recupera su situación normal.
Hablando de Carreteras, ¿qué opina de que el exconsejero José Luis Delgado se quejase de que montaron desde CC un teatro en su contra para culparlo del estado de las vías de la Isla?
Yo creo que él sigue pensando que ha sido el mejor consejero de Carreteras de la historia del mundo mundial. Con eso lo digo todo.
¿La nueva estructura de áreas qué aporta al Cabildo?
El elemento para mí más importante es el área Tenerife 2030. Es donde más esfuerzos hice desde el punto de vista del mensaje y contenidos en la campaña electoral. Creo que la Isla necesita invertir mucho más en el recurso humano, en los jóvenes, en el deporte, en acercarnos a la innovación… Y esa es la apuesta que hicimos en campaña y que estamos ahora haciendo en la gestión de gobierno.
¿Cómo empiezan el mandato las cuentas del Cabildo?
Bastante bien. Con un nivel muy moderado de deuda. Estamos hablando de 213 millones de euros al final de este año en relación a un presupuesto de en torno a 700 millones de euros. Y con una mejora de los ingresos que nos permite tener una capacidad de inversión anual de entre 150 y 170 millones de euros.
¿El pleno del otro día, con tantas formaciones políticas, se le hizo un poco extraño?
Yo creo que para todos. Incluso para las nuevas fuerzas. Había mucha gente que se incorporaba. En general, vivimos una situación nueva para todos y, poco a poco, se irá horneando.
¿Cómo ha visto los primeros planteamientos y actitudes mostrados por Podemos?
Una parte usando la demagogia y, en otra, interesándose por los temas. Yo no le doy especial importancia a ningún elemento distintivo nuevo de Podemos; al final están haciendo política dentro del sistema, como todos. Representando igual que todos a los ciudadanos.
¿Qué balance hace de cómo salió CC en general de las elecciones del pasado mes de mayo?
Creo que, con carácter general, eran unas elecciones difíciles. Pero, en Tenerife, CC sigue siendo la fuerza más votada. ¿Que hay que trabajar muchísimo a partir de ya? Sí. Tenemos que seguir renovando los carteles electorales. Creo que es una clave para mantener la opción de gobierno y de seguir mejorando donde no hemos tenido buen resultado.
Últimamente ha sido objeto de comentarios su relación con Ricardo Melchior. ¿Cómo está la situación entre ustedes?
Yo creo que Ricardo ha sido el mejor presidente y lo será durante mucho tiempo. No aspiro a ser mejor que él, sino a marcar mi camino. Para mí él ha sido, sin duda, el mejor presidente. Me parece que, a partir de ahí, ya cada uno tiene que buscar también su forma de hacer las cosas. Cuando era vicepresidente discutía con él de determinados aspectos; no teníamos la misma posición. Y ahora también. Pero eso es normal entre personas.
¿Se ve presentándose a la reelección en 2019?
No lo sé. Mi idea es que no. Siempre he dicho que para mí la política es un tránsito; no es un objetivo y, de alguna manera, quiero recuperar mi espacio personal.
¿Usted es de los que creen en períodos de ocho años?
Yo no pondría un número. Entiendo que son períodos limitados en función de la capacidad de cada uno. No creo que uno tenga que empezar y terminar su vida productiva en la actividad política. Eso no es bueno.