Pedro Fernández Arcila, portavoz de Sí se Puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz, ha presentado una denuncia al Consejo Insular de Aguas por un vertido "desde hace más de dos años" de "aguas residuales" en el barranco de La Monja, en la zona de La Jurada de El Sobradillo (Santa Cruz).

Arcila argumentó en su denuncia que se trata de "suelo rústico con la categoría de protección natural" y aseguró que "estos hechos son conocidos y consentidos por la empresa Emmasa".

Por ello, pidió al Consejo Insular de Aguas que "con carácter inmediato cesen los vertidos ilegales" para evitar no solo el daño al barranco sino "el grave riesgo para la salud de las personas" que residen en los alrededores.

En La Jurada hay alrededor de cien viviendas y muy cercanas a la cascada de aguas negras hay cinco inmuebles. Domingo García es uno de los vecinos, cuya casa está justo encima del vertido. "Mi padre está enfermo, hace poco tuvo una infección de bronquios", explica, para solicitar que les den una solución definitiva. El olor, desde su azotea, es difícilmente descriptible.

Además, Domingo recuerda que en la pasada campaña el Partido Popular (PP) estuvo en su casa y él le estuvo explicando el problema. Ahora que están el gobierno espera que le ayuden.

El problema de los vertidos lo achacan los residentes a dos motivos: que la tubería de arriba está a cota más baja que la de abajo, lo que hace que rebose con frecuencia, y a que la red no está preparada para todos los vecinos conectados.

Juan Daniel Marrero, de la Asociación de Vecinos Siete Islas de El Sobradillo, explica que cuando los vecinos llaman a Emmasa, viene una cuba con una bomba de presión y soluciona el problema. "Pero a los dos días estamos igual", se quejan los residentes.

No solo es que los olores sean nauseabundos y les obliguen a cerrar las ventanas de sus casas en pleno verano, sino que con ellos también vienen los mosquitos.

Muchas de las personas que viven en los alrededores son mayores que construyeron con mucho esfuerzo y sacrificio sus casas en un enclave natural privilegiado con vistas al mar. Por ese motivo, no entienden que el ayuntamiento o Emmasa no les den una solución definitiva, a pesar de que la empresa mixta de aguas les está cobrando por un alcantarillado que funciona más como una regadera.

"Esto es criminal, no se puede respirar", dice José Rodríguez, otro de los residentes en la zona.

Daniel Gutiérrez es otro de los vecinos que está más molesto. "El ayuntamiento, para cobrar la contribución, bien que está rápido, pero para solucionar esto no viene", dijo, para añadir que él paga "los mismos impuestos" que los que viven en el centro, sin una cascada de aguas negras en sus alrededores.

Ignacia Trujillo, Pilar Negrín, María Dolores Cubas... Todas son vecinas de la zona y se unieron para expresar su hartazgo por una situación que se prolonga desde hace demasiado tiempo.

Además, en el barranco hay nidos de cernícalos, que es un ave protegida, y vestigios guanches, recuerdan los residentes. A ver si con la excusa de la protección natural les protegen de paso también a ellos.